Muchos peruanos resignados a seguir viendo que nuestra historia política y judicial se ha convertido en un circo, vimos con desconfianza la asunción tanto de la Fiscal de la Nación Delia Espinoza Valenzuela, como la juramentación de la presidente del Poder Judicial Janet Tello Gilardi, todo hacía parecer que continuaríamos siendo testigos del sórdido proceso de convertir a la justicia en un instrumento a utilizarse en un ring de box, donde las discusiones políticas tenían que resolverse en los fueros jurisdiccionales, la denuncia penal, muchas veces sin sustento, se ha convertido en el puñal certero que se debe clavar para inhabilitar al enemigo político.
Para beneficio de todos los peruanos, hoy puedo decir al menos preliminarmente “nos equivocamos”, ambas han demostrado que más que “figuretear” están para devolverle a sus instituciones la prestancia de antaño, la Fiscal de la Nación ya tomo decisiones respecto a fiscales que se consideraban intocables y que sus labores venían siendo cuestionadas, no le tembló la mano para cambiar coordinaciones y dejar en claro que no se dejará amedrentar por ningún poder mediático en la sombra que antes parecía dictar a exfiscales de la nación, a quien poner y donde colocar a fiscales amigos, para que luego estos, persigan a sus opositores, por su parte Janet Tello Gilardi ya sentó claramente los lineamientos de su gestión, en entrevista al diario “El Comercio” dijo “El escenario judicial no es espacio para dirimir disputas políticas”, este mensaje calo rápidamente y ya tenemos como primer resultado el jalón de orejas que le acaba de propinar el poder judicial al fiscal a cargo del caso “Cocteles”, retrotrayéndolo, por haber estado mal planteado, todos los peruanos queremos saber la verdad pero sin politizaciones ideologizadas, ni aprovechamientos publicitarios para intentar captar los reflectores periodísticos buscando quedar como “superfiscales” desviando la atención de acuerdos oscuros, pactados en la sombra, beneficiando a empresas como Odebrecht que tanto daño le han hecho al país.
Esperemos que ambas gestiones, tanto la del Poder judicial como la de la Fiscalía de la Nación, además de perseguir y condenar a los corruptos, se avoquen principalmente a acusar y meter presos a delincuentes que asaltan y matan diariamente, esto devolverá la seguridad a nuestras calles y dará paz a nuestras familias.
