Charities Aid Foundation una organización independiente sin fines de lucro, cuya misión es incrementar el flujo de fondos filantrópicos hacia los estados más necesitados, ha publicado recientemente el reporte “World giving index” sobre las naciones con mayor y menor índice de altruismo, esta cifra es producto del promedio de diversas variables, como la cantidad de donaciones realizadas por su población, la predisposición de sus ciudadanos de ayudar al prójimo y de cuantos habitantes se involucran en algún tipo de voluntariado.
Es penoso que nuestra nación venga ocupando el puesto 74 de 126 países estudiados, esta situación es el reflejo de la inacción del Estado por impulsar, incentivar y canalizar la inmensa vocación de centenas de miles de peruanos que desean hacer acciones voluntarias para contribuir con la sociedad, pero se encuentran con un panorama inseguro y desolador para desenvolver sus acciones filantrópicas, teniendo muchas veces al propio estado como su enemigo, ya que algunas entidades públicas como hospitales, municipalidades y establecimientos estatales de todo tipo ponen trabas para recibir a estos grupos de voluntarios, a pesar que la ley 28238 “ley del voluntariado” intenta impulsarlo, esta ley y su reglamento, dados durante el gobierno del ex Presidente Pedro Pablo Kuczynski, intenta corregir las normas que la precedieron y regula tímidamente estas actividades, olvidándose del papel importantísimo que podrían jugar los gobiernos locales, quienes obligatoriamente deberían tener un papel mucho más activo en este sentido, teniendo en cuenta que son ellos los que tienen el contacto directo con las organizaciones sociales, grupos organizados de nuestra sociedad, iglesias, animalistas, activistas, adultos mayores, que suelen organizar y abocarse a este tipo de movimientos en favor del prójimo.
Los municipios son los llamados a canalizar y fortalecer el voluntariado en el Perú, pero para eso requieren una verdadera Ley del voluntariado, como ejemplo se podría tomar el de Filipinas, el cual incentiva a sus jóvenes en las diversas etapas educativas a realizas actividades de servicio comunitario como el sembrado de árboles con la denominada “Ley de graduación por el medio ambiente” la cual ha permitido incrementar su acervo forestal de manera sostenida, ideas innovadoras como estas deben ponerse en práctica de manera inmediata en nuestro país, los estudiantes de las diversas universidades nacionales y privadas deben pasar por jornadas voluntarias donde aportando su conocimiento sirvan en el ámbito de sus carreras, esto les permitiría tener un puntaje extra al momento de acceder a puestos laborales públicos e incluso a ventajas al momento de postular al programa nacional de becas, los adultos mayores que se sumen a esta labor deberían tener preferencias en citas médicas del seguro social y un día especial y sin colas al momento de pago de sus pensiones para quienes trabajaron para el Estado.
Debemos como sociedad rendirles honores a quienes son voluntarios, todos los ciudadanos, jóvenes, adultos y adultos mayores debemos ser llamados e incentivados a participar de este tipo de actividades que actualmente en su mayoría, solo se suscriben o limitan en su mayoría a jóvenes y personas de la tercera edad, todos deberíamos gozar de la posibilidad de acceder a tener el honor de ser voluntarios, todos debemos vivir para servir, porque el que no vive para servir, no sirve para vivir.
