Por: Azi Wolfenson // Aumento Mundial Irracional de la Judeofobia y del Antisemitismo

por | Dic 26, 2023 | Opinión

Azi Wolfenson

Azi Wolfenson

Permítame el lector aclarar previamente algunos conceptos per­sonales. Nunca he ocultado el ser Judío y el Orgullo de serlo. Tampoco he sentido discriminación por serlo. Al mismo tiempo no me considero diferente del resto de los seres humanos y durante toda mi vida he tratado por igual al más modesto y humilde como al más poderoso, con el mismo respeto y la misma consideración, de lo cual pueden atestiguar quienes me conocen.

Pero sí creo que somos algo diferentes. En primer lugar, nuestros líderes han hecho hincapié en la educación obligatoria que se im­parte desde la más temprana edad. Otros líderes, lamentablemente, sobre todo comunistas, lo que menos promueven es precisamente la educación porque cuentan con los votos de los ignorantes. Cuanto más sean, más votos para la izquierda sobre todo extremista.

Otro factor que nos distingue es que somos el pueblo más perse­guido de la historia y al que se quiere eliminar, la mayoría de veces sin saber el porqué. Somos además el chivo expiatorio de los fracasos de los gobiernos y de todas las calamidades que se producen en el mundo. Y tal vez lo que más nos distingue es que estas persecucio­nes y maltratos nos hacen más fuertes porque nos han hecho enten­der que somos una verdadera familia, con diferencias entre nosotros, pero que frente a estos ataques nos unimos en un todo y al parecer nos hacemos indestructibles o por lo menos eso es lo que creemos y tenemos fe en D-os y en nosotros mismos. Cada judío considera que su vida tiene un propósito que es el de contribuir a un futuro mejor para todo el mundo.

El Antisemitismo es el culto a la Barbarie, a la Decadencia, a la Maldad y sobre todo al derecho de los Judíos a existir.

Escribo estas reflexiones a raíz de la reacción mundial frente a las acciones incalificables realizadas el 7 de octubre por el grupo nazi terrorista Hamas durante su invasión al sur de Israel durante la cual asesinaron y masacraron a más de 1,200 hombres, mujeres y niños, incluso quemando y decapitando a estos últimos delante de sus pa­dres y secuestrando a más de 250 rehenes.

No puedo creer ni aceptar que una gran mayoría del mundo haga marchas y demostraciones a favor de los terroristas y en contra de Israel y los judíos. Dicen que la ignorancia es atrevida, pero no entien­do que pueda llegar a creer en las afirmaciones de terroristas sobre exageradas cifras de inocentes muertos a manos del ejército israelí y sobre todo de niños. No puedo entender que tanta gente reclama por la muerte de palestinos que no tienen nada de inocentes y no digan una sola palabra sobre el abuso a mujeres, niños y ancianos a manos de los terroristas, sólo porque se trata de judíos. Tampoco entiendo cómo se puede reclamar a Israel que pare una guerra que inició Hamas y que a Hamas no se le pida ni que pare la guerra ni que devuelva a los rehenes. El mundo al revés. ¿Será que pasamos ya por el purgatorio y hemos sido condenados a vivir en el diabólico infierno? ¿Será por eso que el cambio climático no es mas bien un pequeño aumento gradual de la temperatura ordenado por el pro­pio Satanás?

David Mandel en su artículo “El antisemitismo no muere, sólo cambia de pretexto” del 20.12.2014 decía: “El antisemitismo es el odio más antiguo y más persistente en la violenta y trágica historia de la humanidad.” “…el antisemitismo acarrea terribles consecuencias, no para el que adolece de ese problema psiquiátrico, sino para quien es objeto de esa obsesión.”

“Los romanos, antes de la época cristiana, no sentían antipatía hacia los judíos. Las costumbres judías eran comentadas en forma risueña. El cese del trabajo en el sábado era considerado, con tolerancia, como demostración de flojera. El hecho de no comer carne de cerdo, uno de los platos preferidos de los romanos, era tema de bromas”.

“El antisemitismo nació con el cristianismo. Los creyentes de la nue­va religión, al ver que los judíos no reconocían la divinidad de Jesús, les atribuyeron la responsabilidad por su muerte. La acusación de deicidio justificó el trato que los judíos recibieron durante muchos siglos: ma­sacres, expulsiones, conversiones forzosas y autos de fe”.

“Con la llegada de la Revolución Industrial a principios del Siglo 19, la religión empezó a perder su influencia. Los judíos salieron del gheto y se adaptaron con éxito a la cultura que prevalecía en Europa. La acu­sación de deicidio perdió importancia, y el virus del antisemitismo tuvo una mutación: de religioso se volvió social y económico. Los judíos fue­ron acusados por la izquierda de ser capitalistas explotadores de la cla­se trabajadora, y por la derecha de ser comunistas y anarquistas”.

“El Siglo 20, un siglo en el cual la ciencia y los científicos asumieron la importancia que antes correspondía a la religión y a los clérigos, fue testigo de una nueva mutación. Los antisemitas inventaron un pretex­to pseudo científico, según el cual los judíos eran una raza que conta­minaba la pureza de la «raza aria». El resultado fue la matanza de seis millones de judíos a manos del criminal y demente régimen nazi, cuyo objeto fue convertir a Europa en un continente judenfrei, limpio de ju­díos.” Este mismo régimen criminal nazi asesinó a otros 54 millones de personas por ser diferentes al modelo de raza aria.

“En el Siglo 21, debido a que la principal manifestación del pueblo judío es el Estado de Israel, el antisemitismo se expresa como «anti-sio­nismo». El pecado que hoy no se perdona a los judíos es tener un Esta­do. Los judíos ya no son condenados por ser deicidas. Hoy son conde­nados por ser «genocidas», «colonialistas», «practicantes de apartheid». El hecho de que esas acusaciones son absurdas y no tienen ninguna relación con la realidad no impide que los antisemitas las proclamen abiertamente.

“El Profesor Alan Dershowitz, de la Facultad de Leyes de la Univer­sidad de Harvard, ha declarado que la creencia de que el Holocausto fue obra sólo de los nazis, ayudados por colaboradores polacos, ucra­nianos, lituanos, latvios, es un mito La realidad es que, sin la entusiasta cooperación de franceses, noruegos, suizos, belgas, austriacos, holan­deses y otras naciones europeas, en la búsqueda y deportación de ju­díos a los campos de exterminio, los nazis no habrían logrado matar a tantos millones.”

“Por lo tanto, concluye Dershowitz, no debemos sorprendernos de que el antisemitismo de hoy en Europa, tanto de la población como de los gobernantes, está empezando a sobrepasar los niveles de odio y prejuicio anti-judío que caracterizaron a la década de los 30 del siglo pasado. La reacción de los judíos es emigrar, la mayoría a Israel.El sue­ño de Hitler, una Europa judenfrei, (libre de judíos) está en camino de cumplirse.”

El escritor no judío Diego Moldes, autor del libro “Cuando Einstein encontró a Kafka” decía en una entrevista en 2019: “El antisemitismo goza de muy buena salud.”

En su obra Diego Moldes compendia las aportaciones de los ju­díos al mundo moderno y señala: «Si no existiera antisemitismo en el mundo nadie tendría por qué cambiar su nombre y ocultar su ori­gen. Quería encontrar que significa la palabra judío. Y por qué para los extremismos, de un lado y de otro, tiene un matiz peyorativo. Lo que hice es una investigación que aglutinase las aportaciones que los judíos, en tanto que individuos, habían hecho al mundo moder­no. Pero como individuos, no como pueblo”, explica.

El libro lo componen dos partes. Una primera, sobre la situación de los judíos hoy. Señala: “De acuerdo con la encuesta mundial sobre el antisemitismo (prejuicios antisemitas) hecho por la Anti-Defama­tion League en 103 países en el año 2016 indican que un 26% del mundo tiene esos prejuicios. En números: 1, 800 millones de perso­nas sobre una población de 6,915 millones.”

Aclaro sobre dicha encuesta. Los preuicios incluyen el creer que los judíos controlan los gobiernos (en los votos de la ONU en con­tra de Israel se demuestra lo contrario), que los judíos controlan la media (la gran mayoría está en contra de Israel, CNN, el NYTimes, el Washington Post, la BBC de Londres, etc., sólo para citar los más importantes), que los judíos son responsables de la mayoría de las guerras y de todas las epidemias y calamidades del mundo. Y a pesar de todos esto, el 35% no oyó hablar nunca del Holocausto. El antise­mitismo se distribuye en el 74% en el medio oriente, 34% en Europa del Este, 24% en Europa Occidental, 19% en las Américas.

Con todo, lo realmente preocupante para Moldes no son los fríos números. “Aunque el antisemitismo sigue teniendo muy buena sa­lud, no podemos generalizar y decir que tal o cual país es antisemita”, sostiene. “¡Pero lo preocupante es que los prejuicios crecen en países donde no hay judíos! Hay más prejuicios en Grecia que en Países Ba­jos, más en México que en Estados Unidos, más en España que en Alemania. Y para mí, el antisemitismo sin judíos es conspiranoico”.

En la segunda parte del libro trata sobre los méritos de los judíos o de los descendientes de judíos. Se apuntan algunos factores ge­néticos y considera que los judíos asquenazíes tienen un cociente intelectual promedio más alto que el promedio del mundo. Sostie­ne que: “tiene que ver con la alfabetización, con la cultura. Y luego, hay un concepto en la educación judía interesante: como educación intelectual, no tolera el dolce far niente. La vagancia, la vida contem­plativa. Es decir, el intelectual judío es gente muy activa. No sólo es­criben libros: los divulgan y tienen una voluntad educativa”.

“Para mí, el judaísmo, por ejemplo, el 24% de los Premios Nobel desde el nacimiento de estos galardones hasta 2019 han sido otor­gados a personas de origen judío (más de 800 premiados)”. Moldes cree que “probablemente es algo fruto de miles de años de proceso educativo. Ser exterminados, exiliados, usurpadas sus tierras… ge­neró un pueblo, además de móvil, resistente e inteligente”.

Volviendo al antisemitismo, “…se les culpaba de estar en Europa y se les decía: ‘iros a Palestina’. Y cuando la ONU acepta el Estado de Israel, se les critica por tener un Estado”, explica Moldes. “Pero creo que a Israel se le reclaman una serie de cosas que no se le reclaman a los demás países que han surgido desde que se creara el Estado de Israel en 1948, y que también han tenido conflictos territoriales. Y son muchos países. Creo que detrás de eso hay antisemitismo”.

Lo mencioné en otro artículo. Cuando no encuentre la explica­ción de un hecho siga la senda del dinero y todas las piezas caen en su lugar. Creo que muchas demostraciones y manifestaciones no son sinceras sino son fruto de haber recibido dinero. Manifestantes con banderas palestinas que marchaban reconocieron que les pagaban para hacerlo. La media misma que estoy convencido se ha vendido al igual que las Universidades como MIT, Harward, Penn, Columbia que reciben ingentes sumas de dinero de Irán y Qatar. No me sor­prenden y encuentro difícil luchar contra ellos sólo con la honesti­dad y la verdad como bandera. Pero seguiré mientras tenga aliento. Espero que usted, estimado lector, me comprenda y ojalá comparta mis inquietudes.

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