Cómo explicarse que tras el genocidio del 7 de octubre del grupo nazi terrorista Hamas contra Israel y los judíos, haya tantas personas en favor de los asesinos.
No es complicado entenderlo. El antisemitismo latente y oculto salió de su escondite. Siempre existió, pero no se manifestaba desde el momento en que Israel se fundó y ganó todas las guerras que sostuvo contra los que querían eliminar al nuevo estado. Poco a poco Israel fue ganando el respeto del resto del mundo a través no sólo de victorias en el campo de batalla sino de conquistas en todos los campos del quehacer humano y contribuyendo al desarrollo de la humanidad.
Pero de pronto unos nazi terroristas apoyados por Irán, Qatar y líderes musulmanes burlan las defensas israelíes y asesinan más de 1,200 pacíficos judíos y secuestran más de 200 rehenes y sin una respuesta inmediata de Israel. Se acabó el mito de invencibles. Ya no hay que respetarlos. Volvieron a lo que eran: un pueblo que aceptaba sin protesta toda clase de vejaciones y marchaba pacíficamente a las cámaras de gas.
Entonces, había que endiosar a la escoria que lo logró, elevarlos a héroes y no permitir su destrucción. Para ello había que establecer un estado nazi terrorista al lado de Israel para terminar definitivamente con Israel y los judíos. Y en esta tarea, participan antisemitas declarados como Soros, Barak Obama, Sanders, Anthony Blinken, Maduro, Petro, Lula, Guterrez, Boric, Pedro Sanchez, Josep Borrell y Yolanda Diaz, entre otros, que encuentran incluso apoyo de una serie de incautos e ignorantes.
Pero ¿cómo nació el antisemitismo? Un grupo descendiente de Abraham, Isaac y Jacob estaban 210 años de esclavos en Egipto. De pronto llegó un líder llamado Moisés que con la ayuda de Dios se las arregla para sacarlos libres y los lleva a la tierra prometida.
A los pocos días, cuando acampaban a las faldas del Monte Sinaí, Dios se comunica con ellos y les expone su Palabra que ellos se comprometen a cumplir. Es entonces que su Dios les entrega los Diez Mandamientos para que los difundan.
Aquí llegó el problema con el resto. El mundo hasta entonces estaba regido por la ambición, la conquista de unos pueblos sobre otros a los que sometían a la esclavitud, asesinaban, violaban, etc.
Es decir, todo lo contrario a los Diez Mandamientos que esos judíos exesclavos están cumpliendo y tratando de divulgar. Además, esos exesclavos llegan a la tierra prometida por Dios y se establecen formalmente allí.
Definitivamente estos exesclavos se habían convertido en un peligro y había que eliminarlos. Y este sentimiento de odio y desprecio al judaísmo y a los judíos fue transmitido de generación en generación.
Estos sentimientos en contra del pueblo judío se denomina Antisemitismo. En realidad, es estar en contra de la Palabra de Dios que incluye los más altos valores humanos de justicia, moral, ética, libertad y consideración y respeto al prójimo. Se trata de eliminar al mensajero que es el pueblo judío.
Apenas el grupo nazi terrorista Hamas tuvo un éxito inicial en el genocidio del 7.10.2023 ese antisemitismo automáticamente salió del armario y estos modernos criminales encabezados por Islamistas creen que apareció nuevamente el judío errante, sumiso y que acepta toda clase de vejámenes.
De allí que estén empecinados, en detener a Israel en una guerra que Israel está obligada a ganar. Parar la guerra sería una derrota para Israel, el triunfo del mal y el fortalecimiento de todas las fuerzas malignas, diabólicas y satánicas representadas por Hamas, sus seguidores y los que los apoyan. Sin embargo, Dios a través de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) no lo va a permitir.
