Definamos antes el Sionismo para tratar de entender el antisionismo.
El sionismo es simplemente una ideología y un movimiento que ha pretendido devolverle al pueblo judío el derecho a vivir en su tierra ancestral de la que fueron expulsados, pero que nunca abandonaron porque a través de los años siempre hubo vida judía en la región llamada posteriormente Palestina y que corresponde a la antigua Tierra de Israel.
El sionismo se puede definir como el movimiento judío de liberación nacional y cuyo objetivo es la libre determinación del pueblo judío y su derecho a existir en el país que fundaron en la tierra de sus ancestros y que fuera entregado al pueblo judío por mandato divino y por la Ley Internacional aprobada por la Liga de las Naciones en Abril de 1920 en San Remo, Italia.
El mapa muestra el territorio que ocupaba el pueblo de Israel judío y que por derecho legal le corresponde.
El Antisionismo es la negación al derecho del pueblo judío a ocupar su tierra original y sirve de pretexto para proclamar que sólo se oponen a la existencia de un estado judío cuando en el fondo lo que se oponen es a la misma existencia del pueblo judío.
El sionismo apareció en Europa a finales del siglo XIX. Su fundador fue el periodista judío Theodor Herzl como respuesta a la ola antisemita que recorrió Europa en esos años, uno de cuyos exponentes fue el affaire Dreyfus. El movimiento tuvo como objetivo fomentar la emigración judía a Palestina y alcanzó su objetivo principal con la fundación del Estado de Israel en 1948.
Theodor Herzl, padre del sionismo.
Hagamos una breve historia reciente sobre estos territorios. El 2 de Noviembre de 1917 se proclama la Declaración Balfour del gobierno británico durante la Primera Guerra Mundial, para anunciar su apoyo al establecimiento de un «hogar nacional» para el pueblo judío en la región de Palestina, que en ese entonces formaba parte del Imperio otomano. La Declaración fue incluida en una carta firmada por el ministro de Relaciones Exteriores británico Arthur James Balfour y dirigida al barón Lionel Walter Rothschild, líder de la comunidad judía en Gran Bretaña, para su transmisión a la Federación Sionista de Gran Bretaña e Irlanda. El texto fue publicado en la prensa el 9 de noviembre de 1917.
A fines de Abril de 1920 en San Remo, Italia se convirtió en Ley internacional por el Tratado de Sevres y la decisión de la Liga de las Naciones la Declaración Balfour británica que reconocía los territorios denominados Palestina que no sólo ocupaban lo que hoy es Israel sino también Judea, Samaria y Jordania así como también los que estaban a ambas margenes del rio Jordán como Hogar del Pueblo Judío.
Es el territorio al que tiene derecho legal el pueblo judío. Y es el único documento legítimo internacional sobre el mismo. El pueblo llamado “palestino” fue inventado en 1967 por un egipcio llamado Yaser Arafat que vió la oportunidad de hacerse multimillonario con los aportes de las Naciones Unidas a un grupo de árabes que dejaron Israel por presión de los países que rodean Israel y que al no ser aceptados por los países árabes pasaron a ser “refugiados”.
Los judíos han sufrido una larga historia de persecución en diferentes lugares y su población ha ido variando a lo largo de los siglos. En el 2015 la población judía alcanzaba los 14,3 millones, lo que representa alrededor de un 0,2 % de la población mundial. La mayoría de ellos reside en Israel.
El término judío procede de Judá, cuarto hijo del patriarca bíblico Jacob. En un sentido territorial, Judá designaba al Reino de Judá, que existió en el levante mediterráneo, unos mil años antes de Cristo y hasta el 70 después de Cristo. Los habitantes del Reino de Judá eran conocidos como judíos, término que luego fue ampliándose hasta abarcar a todos aquellos que habían emigrado desde allí hacia otras regiones e incluso fue aplicado luego a sus descendientes.
Puedo entender que haya un grupo de fanáticos que sin saber porqué siguen los lineamientos de un tal Mahoma que fundó un grupo político que llamó religión de la cual él se proclamó como profeta y que se dedica a matar a los que no se unen al mismo. El odio a los judíos tiene su origen en que no fue aceptado como profeta.
Pero que existan seres humanos, si los puedo llamar así, que apoyan sin entenderlo a grupos terroristas que pretenden eliminar a todo un pueblo cuya contribución al bienestar del mundo es impresionante, no lo puedo entender.
Cómo no respetar a un pueblo como el judío que ha dado nacimiento a Abraham, padre del Monoteísmo, a Moisés que nos trajo los Diez Mandamientos Divinos, a Jesús de Nazareth, a Maimónides, a Albert Einstein y a tantas figuras notables que hicieron posible el desarrollo de nuestro planeta Tierra.
Citaré como referencia de contribución al mundo a judíos galardonados con el premio Nobel. El Premio Nobel es un evento anual internacional otorgado por primera vez en 1901 por logros en Física, Química, Fisiología o Medicina, Literatura y Paz. Un premio asociado de Economía se entrega desde 1969.
El Premio Nobel fue concedido a más de 900 personas, de las cuales 209 fueron judíos. Aunque el pueblo judío representa tan sólo un 0,2 % de la población mundial (1 persona por cada 500 habitantes del planeta), los judíos constituyen más del 20 % del total de los premiados.
Representan igualmente al 54 % de los campeones mundiales en ajedrez, el 27 % de los laureados con el Premio Nobel en física y el 31 % de los galardonados en medicina. Constituyen en USA el 21 % de la liga estudiantil, el 26 % de los premiados del Centro Kennedy, el 37 % de los directores de cine ganadores de Premios Óscar en la Academia de Hollywood; el 38 % de los filántropos líderes y el 51 % de los ganadores del Premio Pulitzer en el campo de la no-ficción.
Según las diferentes disciplinas, los Premios Nobel recibidos por judíos comprenden el 27 % en química, el 26 % en medicina y en física, el 40 % en economía, y el 11 % en paz y en literatura. Incluso en la primera mitad del siglo XX, pese a la continua y persistente discriminación social contra los judíos en el mundo occidental, pese a la privación de derechos legales, y pese al Holocausto, los judíos ganaron el 14 % de los Premios Nobel en literatura, química, física y medicina/fisiología. En la segunda mitad del siglo XX, cuando los Premios Nobel comenzaron a ser otorgados a gente de todo el planeta, alcanzaron el 29 %. En el siglo XXI, por el momento, han obtenido el 32 % de los Premios Nobel otorgados.
¿Creen que es justo que a este pueblo se le prohíba el derecho a existir? ¿Es que estamos repitiendo la historia y nos encontramos en Sodoma y Gomorra con unos pocos justos para salvar? No lo creo. Creo mas bien que la gente de bien es una mayoría silenciosa a la que le ha llegado la hora de hacerse oir y no continuar callada.
Por favor no nos quedemos con los brazos cruzados sólo como espectadores de un mundo que sin nuestra acción se hunde en la oscuridad mas vil y tenebrosa.