Las compensaciones (offset), aplicadas típicamente al sector defensa, es un concepto empleado en minería, energía e infraestructura. El objetivo es que las empresas extranjeras inviertan un porcentaje de las compras en desarrollo económico y tecnológico en el país receptor. América Latina, con riquezas naturales y necesidades de modernización tecnológica, puede beneficiarse con compensaciones estratégicas, intercambios tecnológicos e inversiones indirectas, en lugar de otorgar solo concesiones.
A pesar de la gran diversidad de recursos naturales y potencial económico, América Latina presenta retrasos en el desarrollo industrial y tecnológico. En países como Brasil, compañías como Vale han establecido acuerdos para construir infraestructura que beneficie a las comunidades locales a cambio de concesiones mineras. No obstante, la dependencia de la exportación de materias primas sigue siendo predominante.
Según el Banco Mundial, en América Latina la inversión extranjera directa (IED) fue aproximadamente $160 mil millones en 2020, mayoritariamente en sectores extractivos, minería e hidrocarburos, pero no contribuyó al desarrollo tecnológico o capacidades industriales avanzadas.
La experiencia india en políticas de compensaciones iniciada en 2005 exigía a los proveedores extranjeros gastar localmente el 30% del valor del contrato. Aunque inicialmente enfrentó obstáculos por políticas complejas y poca capacidad tecnológica local, con el tiempo se lograron resultados positivos. El programa de compensaciones con la francesa de aviones Rafale, incluyó transferencias tecnológicas en investigación y desarrollo aeroespacial.
Para evitar problemas de implementación similares a India, Latinoamérica podría desarrollar marcos regulatorios claros y estables para compensaciones, incluyendo directrices sobre tipos de inversiones y transferencias tecnológicas esperadas, incentivando a empresas extranjeras que cumplan los requisitos. Estos modelos pueden incluir asociaciones público-privado identificando áreas prioritarias de inversión y transferencia tecnológica. Fomentar además la innovación y emprendimiento local con startup tecnológicos y fondos de capital de riesgo como lo ha hecho Colombia, atrayendo inversiones.
El Perú, con riquezas minerales que dependen de concesiones mineras a empresas extranjeras crea una dependencia con pocas mejoras tecnológicas locales, limitando el desarrollo industrial. Pero podría implementarse un sistema de compensación donde el gobierno requiera invertir un porcentaje del valor del contrato en centros de investigación y desarrollo en minería sostenible y procesamiento avanzado de minerales, con laboratorios, programas de formación técnica y transferencia de tecnologías como condición para explotar una mina.
La inversión en el Puerto de Chancay pudo representar una oportunidad con una política de compensaciones con acuerdos que obliguen a transferir tecnología y capacitación técnica en operación y mantenimiento logístico tecnológico; creando fondos de innovación y apoyo a startups en el sector logístico y tecnológico. Las comunidades circundantes al puerto pudieron beneficiarse también con inversiones en servicios públicos como salud, educación e infraestructuras, impactando en la calidad de vida.
Una política de compensaciones bien diseñada y ejecutada puede transformar la estructura económica de América Latina, reduciendo la dependencia de las exportaciones de materias primas, fomentando el desarrollo industrial y tecnológico. Aprender de las experiencias de otros países adaptándolas a nuestro contexto, hace posible aplicar las compensaciones no como una carga, sino como una herramienta estratégica para el crecimiento sostenible y competitividad regional.