El político francés Bertrand de Jouvenel (1903-1987), exploró dimensiones profundas del poder y su impacto en la sociedad, ofreciendo un marco crítico para comprender la complejidad de la democracia. Busca explicar los mecanismos de la obediencia civil y dinámicas del poder, reflexionando sobre la naturaleza a menudo contradictoria de la democracia y tendencias hacia el autoritarismo.
Explica que la obediencia civil es el fundamento para la estabilidad en cualquier sociedad, surgiendo no solo del temor o coacción, sino del consenso tácito de los gobernados que aceptan a una autoridad como legítima. En las antiguas sociedades, las estructuras de poder surgieron de dinámicas tribales y familiares donde líderes o cabezas de familia ejercían autoridad sobre un grupo. Con el tiempo, el liderazgo personalista dio paso a instituciones estructuradas, como monarquías, consejos de nobles e instituciones gubernamentales que regularon la obediencia civil a través de leyes y normas. En Europa y China, respectivamente, estas teorías reforzaron la noción de que desobedecer al monarca era un acto ilegal y un sacrilegio.
Actualmente este consenso y obediencia se basa en factores como la cultura, tradición y percepción de la legitimidad de los gobernantes, crucial para el orden social.
El poder no es estático, evoluciona y responde a condiciones cambiantes de la sociedad, pero existen límites inherentes al poder. Ello se evidencia a lo largo de la historia cuando ciertos reyes intentaron imponer impuestos o exigir el servicio militar sin el consentimiento de los gobernados transformando la obediencia en resistencia. Vemos así que la obediencia no es incondicional en la dinámica entre gobernados y gobernantes.
En teoría política, Jouvenel identifica tensiones entre la democracia representativa y la participación en la gestión del poder. El riesgo de la «tiranía de la mayoría» –donde los derechos de las minorías pueden ser suprimidos en nombre del consenso mayoritario– manifiesta el delicado equilibrio democrático para manejar el poder y proteger a la vez los derechos de todos los ciudadanos. Pero la formación de estados nacionales durante el siglo XIX y aumento de la burocracia estatal centralizaron más aún la autoridad, requiriendo nuevos niveles de obediencia civil para administrar sociedades más grandes y complejas
Uno de los temas más controvertidos en el análisis de Jouvenel es la «democracia autoritaria», caracterizada por el uso de estructuras democráticas, como elecciones y parlamentos, para legitimar un poder autoritario. En estos peligrosos sistemas el poder se concentra mostrando una fachada democrática mientras abusa de la legalidad. Pero es la legitimidad –y no precisamente la legalidad– la que ofrece una justificación moral y ética para el ejercicio del poder ante los gobernados. En el contexto latinoamericano vemos como a través de medios democráticos, se consolida el autoritarismo socavando la legitimidad de las instituciones democráticas.
Para contrarrestar las tendencias hacia el autoritarismo es necesario fortalecer las instituciones democráticas asegurando su independencia. La educación cívica, participación ciudadana, rendición de cuentas, protección del pluralismo y libertad de expresión son fundamentales para un sistema democrático saludable, con leyes y controles que impidan la concentración del poder.
La era digital esta transformando la dinámica de la obediencia civil facilitando el acceso a la información, permitiendo formas de organización y protestas que desafían a las autoridades tradicionales con nuevos recursos.
La perspectiva de Jouvenel sobre el Poder intenta explicar los mecanismos de esa democracia con la que buscamos garantizar nuestras libertades individuales en medio de múltiples vulnerabilidades. Su análisis nos recuerda la importancia de la vigilancia y la participación en la política para salvaguardar la democracia contra las derivas autoritarias. En un mundo donde los principios democráticos buscan ser minimizados, las ideas de Jouvenel nos llevan a reflexionar sobre los fundamentos de sistemas de gobierno imperfectos en constante renovación.