El descontento del Grupo del Alba, Foro de Sao Paulo y Grupo de Puebla no se hicieron esperar desde el mismo momento en el que Pedro Castillo proclama el Golpe de Estado en diciembre de 2022, declarándose Dictador por dos horas, y luego de ser presidente se convierte en presidiario.
Los primeros en manifestarse en bloque fueron Miguel Diaz Canel de Cuba, Daniel Ortega de Nicaragua, Nicolás Maduro de Venezuela y Luis Arce de Bolivia, durante la reunión del Grupo del Alba, diciendo que “La injerencia extranjera, la inestabilidad política y el irrespeto a la voluntad de las mayorías continúan siendo las principales amenazas que se abalanzan contra la región”. Coincidentemente estos países son catalogados como autocracias, incluso Bolivia que ha pasado de país hibrido a ser considerado dictatorial.
Pero Perú, luego de reiteradas intromisiones en asuntos internos de los países del bloque de izquierda, tuvo que ir tomando medidas diplomáticas. En diciembre se declara persona “non grata” al embajador de México en Perú por apoyar al golpista Pedro Castillo; en enero de 2023 retiró el embajador de Perú en Honduras, luego de las lamentables declaraciones de la presidenta Xiomara Castro durante la reunión de la CELAC; en febrero se retira al embajador de Perú en México, no solo por las reiteradas declaraciones de AMLO, sino por la negativa del mismo a entregar la presidencia pro témpore de la Alianza Pacifico; en marzo se retira al embajador de Perú en Colombia por los constantes ataques de Gustavo Petro, situación que no ha cesado hasta la fecha. Cabe anotar que con ninguna de estas naciones se ha llegado al extremo de romper relaciones diplomáticas.
La actitud de Gustavo Petro llega al extremo del absurdo al declarar que “los peruanos marchan como nazis”, motivo por el cual ha sido declarado “persona non grata”. Durante el mes de marzo se negó a que el Perú extraditara a un feminicida venezolano que quemó viva a una peruana y luego huyo a Colombia. Pero Petro no da tregua. Durante la reunión de la OEA en abril, defendió a las dictaduras de Venezuela pidiendo su reingreso al sistema interamericano de derechos Humanos, defendiendo a Cuba y afirmando sobre el Perú “hay allí un presidente preso sin sentencia judicial, sin sus derechos políticos… por no tener mayoría en el Congreso”. Al respecto, Gustavo Adrianzén, representante de Perú ante la OEA, abandonó la sesión del Consejo Permanente, aclarando al día siguiente la verdadera situación legal del presidente golpista.
Así funciona la injerencia extranjera. Lula da Silva manifestó su reconocimiento a Dina Boluarte como presidente constitucional y luego vino un sospechoso mutismo. Gabriel Boric tuvo otra “irrespetuosa” intervención durante la reunión de la CELAC, pero funcionarios de Relaciones Exteriores de Chile, en declaraciones a la prensa, reconocen a Dina Boluarte.
El expresidente Evo Morales fue declarado “persona non grata” en enero de 2023, impidiendo su ingreso al Perú. Pero hoy tiene un proceso penal por presunto delito contra la seguridad nacional y traición a la patria en la modalidad de atentado contra la integridad nacional, por lo que la justicia peruana está solicitando su extradición.
El Foro de Sao Paulo dedica gran parte de las Declaraciones Finales de sus reuniones anuales a lamentar la “injerencia” de otras organizaciones y naciones en contra de los países miembros. Es posible leer manifestaciones como “Nicolás Maduro, porque es una expresión genuina de la democracia y de las libertades existentes en Venezuela, razón por la cual es apoyado mayoritariamente por el pueblo venezolano en función de dirimir las diferencias por la vía constitucional y pacíficamente, sin injerencias extranjeras”. Es evidente que estos países tienen su propia concepción sobre lo que es la democracia. “Denunciar el papel injerencista, al servicio de los EE. UU, de la OEA. Esta sigue operando como fiel ministerio de colonias de los EE.UU, simbolizada por su secretario general Luís Almagro, peón del Imperio”. “Realizar una campaña común en contra de las sanciones de la UE a la República Bolivariana de Venezuela y del criminal bloqueo contra Cuba, rechazando las injerencias de la UE en América Latina y el Caribe”. Estos son solo ejemplos, pues la lista continua.
Es evidente que la “injerencia” es una útil y peligrosa herramienta usada por la izquierda latinoamericana para atacar y victimizarse.