Pasada la resaca del cónclave de las economías del Asia-Pacífico realizado en Lima, los peruanos nos quedamos con dos certezas y una gran duda. Las dos mayores certezas son la inauguración del megaproyecto puerto de Chancay la otra es la sólida amistad con Corea del sur. La gran duda ¿seremos capaces de administrar el éxito?
Respecto al primero, el puerto de chancay su implementación definitiva traerá un impulso sin precedentes a nuestra economía. Sin embargo, surge una gran interrogante: ¿Será el Perú capaz de dotar la infraestructura necesaria para aprovechar al máximo los beneficios de ser la puerta de ingreso y salida del Pacífico Sur hispanoamericano? Es imperativo considerar trenes y viaductos que conectan Chancay con el Callao, y estos, a su vez, con el aeropuerto Jorge Chávez y la Línea 2 del Metro. Además, es crucial plantear un crecimiento orgánico y racional de la ciudad de Chancay, dotándola de seguridad, planificación urbana y modernidad, para convertirla en la ciudad del futuro, un equivalente al Shanghái chino en nuestra región.
La otra gran certeza es la amistad con Corea del Sur con la cual tenemos relaciones diplomáticas desde 1963 y un tratado de libre comercio desde el 2,011, hoy se encuentra en plena crisis política, el presidente Yoon Suk Yool impuso y levanto en menos de dos horas una ley marcial, la sombra de corrupción empaña su gobierno, pero de eso los peruanos sabemos y mucho, ambos países tenemos desafíos y un horizonte en común, los tratados militares de modernización y las colaboraciones tecnológicas entre los dos países, son políticas de Estado. Los intereses de las naciones trascienden a los gobiernos de turno.
Ahora bien, la alianza estratégica con Corea del Sur tiene como objetivo transformar todas nuestras Fuerzas Armadas para el año 2030, acompañadas de transferencia tecnológica. Este esfuerzo ya ha comenzado con la Marina de Guerra y el SIMA Perú, que producirán buques de carga, de guerra y hasta submarinos. Además, esta relación se ha fortalecido con la donación, por parte de la Marina surcoreana, de dos fragatas que ya están operativas en nuestras costas: el BAP Guise y la corbeta Po Hang
En cuanto a la Fuerza Aérea del Perú, se ha logrado ensamblar, en cooperación con la empresa Korea Aerospace Industries, el avión de instrucción KT-1 Torito. Hay que añadir la producción en nuestro territorio de componentes de este avión de instrucción y de la «joya de la corona» el caza bombardero de generación 4.5 KF-21 de posible adquisición por parte del Perú para reemplazo de nuestros antiguos aviones de combate, la idea es tener una fuerza aérea moderna y con capacidad de disuasión, la envidia y la codicia ronda este parte del sur de América y en geopolítica tener una fuerza armada operativa es garantía de desarrollo.
Al igual que en el Perú, Corea del Sur enfrenta hoy desafíos de inestabilidad política, pero estas situaciones son pasajeras. Lo que debemos tener claro es que nuestro país gana mucho con esta asociación. Ojalá sepamos aprovechar las oportunidades mirando el bosque y no solo árbol.
(*) Analista Internacional