Irán, el gran estado de oriente medio con una población de más de 87 millones de habitantes, herederos del gran imperio y cultura persa, posee una forma de gobierno singular: Teocracia o “gobierno de Dios” que es en la actualidad el que mueve los hilos de la operaciones contra cargueros comerciales en el Mar Rojo (tal vez el más estratégico del mundo), que a la sazón se ha convertido en el nuevo teatro de operaciones en el medio oriente y que si sigue en esa dinámica se convertirá en el 2024 en el detonante de una guerra a gran escala.
La adversidad generada por interminables guerras del pasado, los embargos económicos promovidos por Occidente, generando un rencor proverbial y sus grandes reservas de petróleo, han hecho que a lo largo de los años se forje una industria sólida, una maquinaria de guerra que sirve en estos instantes como proveedor y cerebro de todas las operaciones bélicas en el mar Rojo, financiando adicionalmente a grupos como Hamas, Hezbolá y cuanto grupo terrorista se declare en contra del estado de Israel, así lo dicen los informes de inteligencia de los Estados Unidos de América.
La intención en el mar Rojo, es clara, atacar directamente al comercio internacional y a su gran enemigo el estado israelí (12 % del comercio mundial pasa por esta zona) especialmente la ruta para llegar de Asia a Europa (Océano Indico, mar Rojo, canal de Suez). Para estos fines, tiene un país llamado Yemen (desde el 2014 en guerra civil) y una facción guerrillera: los Hutíes que controlan justamente la entrada al mar Rojo (estrecho de Bab al Mandeb) ante este grave hecho se ha formado una coalición de mas de 20 países encabezada por los Estados Unidos, lo cual habla de la gravedad del tema. Los Hutíes han advertido (con el respaldo de Irán) que asaltaran cualquier buque que se dirija a puertos israelíes.
Suena lejana esta parte del mundo, pero Irán y sus desquicios están también en nuestro barrio, básicamente en nuestro vecino Bolivia, se firmó entre estos dos estados un tratado en julio del 2023 de “cooperación y suministro de equipos necesarios en la lucha contra el narcotráfico y seguridad fronteriza”, una verdadera monada en nuestras narices sin contar su presencia en Venezuela y en la propia Argentina (el kirchnerismo le abrió la puerta de par en par). El Socialismo del siglo XXI es demasiado proclive a tener este tipo de juntas, si estalla el polvorín de medio oriente, las piezas del tablero en todo el mundo se van a mover.
Veremos finalmente cuál será la aptitud de la izquierda europea, especialmente la española que recibe sin ningún complejo fondos de este estado teocrático y que se traducen en la defensa a ciegas de los grupos terroristas y ataques directos a la propia identidad de Occidente, rara combinación entre quienes piden “igualdad” para las mujeres y los que las reprimen, Dios los cría y el diablo los junta.
(*) Internacionalista