El último martes 5 de marzo se llevó a cabo lo que en el calendario electoral de los Estados Unidos se denomina el “super martes”, fecha crucial donde los dos grandes partidos del país más poderoso del mundo definen en primarias electorales a sus candidatos a la presidencia de la Unión Americana. Los resultados, ya conocidos y pronosticados en anteriores columnas, dieron como resultado a Donald Trump (republicano) y Joe Biden (demócrata) como ganadores y candidatos seguros para las elecciones de noviembre de 2024. Es en este punto donde los temores y las dudas invaden, sobre todo en la tienda demócrata.
El evidente deterioro cognitivo del actual presidente Joe Biden despierta más dudas que certezas y un nerviosismo inusitado en el progresismo mundial, así como en la cultura woke del Tío Sam. Todas las encuestas dan por seguro ganador al candidato republicano, más ahora que la Corte Suprema del país del norte le ha dado carta libre a su candidatura. En esta disyuntiva azarosa para la izquierda progre es que surge la figura de la siempre bien ponderada Michelle Obama, ex primera dama y la única, según encuestas, que podría hacer frente al huracán llamado Trump en las próximas elecciones. Abogada de 60 años egresada de Harvard, activista pro derechos humanos y, sobre todo, parte del clan Clinton y todo lo que ello representa.
“La amenaza Trump” tiene un antídoto y ese podría ser la Sra. Obama. Encuestas con mucha credibilidad indican que ella es la única que podría ganarle en una eventual confrontación electoral. Es la única que podría unir a todo el espectro demócrata, a toda la fauna progresista y a la multicolor cultura woke, en un solo puño. En agosto del 19 se llevará a cabo la convención demócrata, es ahí donde los hilos del poder y personajes como Alexander Soros (hijo y heredero de George Soros) y Hillary Clinton, entre otros, tendrán que convencer al actual presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, a renunciar a su candidatura y dar paso a la esposa de Barack Obama, un golpe en el tablero político.
Michelle sería votada mayoritariamente por las mujeres en un 52% a 30% versus Trump, por todas las minorías raciales e incluso por los hispanos. Es una candidata de peso, el verdadero as bajo la manga de los demócratas, alguien capaz de quitarle el sueño al multimillonario candidato presidencial republicano. De hecho, es ya la figura más popular en el partido fundado por Thomas Jefferson.
En una de sus últimas entrevistas, la ex primera dama mencionó que está aterrorizada del posible resultado de las elecciones de noviembre de este año, que es uno de sus mayores temores que la mantienen despierta todas las noches. “Estoy aterrorizada por lo que podría pasar”. Tal vez la estrategia sea hacer correr hasta el último minuto al octogenario presidente, para después dar el golpe. Muchos intereses están en juego: la guerra, la paz y hasta las próximas pandemias. No se descarta nada, los hilos del poder hacen lo suyo.
(*) Internacionalista