21 de diciembre de 2025

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Lima: Cargando...

Por Bruno de Ayala Bellido // Perú y Bolivia: dos modelos económicos, dos resultados

Bruno de Ayala Bellido

COLUMNA————————–

Perú y Bolivia comparten una historia común, una herencia cultural andina y una geografía que los une. Sin embargo, en el terreno económico, ambos países han transitado caminos radicalmente distintos durante las últimas tres décadas. Hoy, esas decisiones se reflejan con claridad en los principales indicadores macroeconómicos y en la capacidad de cada Estado para enfrentar escenarios de crisis.

La reciente decisión del presidente boliviano Rodrigo Paz de eliminar los subsidios a los combustibles marca un punto de quiebre en la política económica de su país. Se trata de una medida impopular, pero inevitable, ante el deterioro de las finanzas públicas y el agotamiento de los márgenes fiscales. El sinceramiento de la economía boliviana llega, no obstante, en un contexto de extrema fragilidad.

La comparación con Perú resulta ilustrativa. Nuestro país,  cuenta hoy con reservas internacionales cercanas a los 90 mil millones de dólares, una de las más elevadas de América Latina en relación con el tamaño de su economía. Este colchón financiero ha sido clave para sostener la estabilidad monetaria, preservar la confianza del mercado y amortiguar los impactos de crisis externas. Bolivia, en contraste, dispone de apenas unos 3,200 millones de dólares en reservas, un nivel críticamente bajo que restringe su capacidad de intervención económica y compromete su estabilidad financiera.

En materia de inflación, la divergencia es igualmente significativa. Durante los últimos 25 años, Perú ha mantenido una inflación promedio cercana al 2% anual, resultado de una política monetaria prudente y de la autonomía de su Banco Central. Bolivia, por el contrario, ha registrado una inflación promedio cercana al 10% en el mismo período, con recientes episodios de aceleración vinculados al déficit fiscal, la escasez de divisas y el peso estructural de los subsidios estatales.

El comercio exterior profundiza aún más esta brecha. Perú exporta alrededor de 80 mil millones de dólares anuales, con una estructura productiva relativamente diversificada que incluye minería, agroexportación, pesca e industria. Bolivia apenas alcanza los 7,500 millones de dólares en exportaciones, con una fuerte dependencia del gas natural y una limitada diversificación. La diferencia no es solo cuantitativa, sino estructural.

La fortaleza de la moneda es otro reflejo de estas políticas. El sol peruano se mantiene como una de las monedas más estables de la región, respaldado por reservas sólidas y credibilidad institucional. El boliviano, en cambio, enfrenta presiones constantes devaluatorias derivadas de la escasez de divisas y la pérdida de confianza.

Finalmente, el ingreso per cápita sintetiza el resultado de estos modelos: el peruano promedio percibe entre 8,400 y 8,500 dólares anuales, mientras que el boliviano se sitúa entre 3,700 y 4,000 dólares. No se trata de una rivalidad histórica, sino de una constatación empírica: las decisiones económicas tienen consecuencias. Perú apostó por la estabilidad, la disciplina fiscal y el mercado. Bolivia optó durante años por el intervencionismo y el subsidio permanente. Hoy, los resultados están a la vista.

(*) Analista internacional

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