Elon Musk, una vez más, tenía razón. Hace un año no solo recomendó que todo el esfuerzo de Ucrania se destinara a la defensa y no al ataque hacia Rusia, sí no que buscara por todos los medios el dialogo y una salida negociada a esta guerra desgastante y, sobre todo, fratricida. La respuesta fue la burla y la descalificación de Occidente, de la OTAN y sus medios de comunicación afines, seguros de que la ofensiva de ese verano del 2023 iba a dar resultado. Difícil que esos halcones del poder (OTAN) sufran de miopía; sus intereses van por otro lado. Ahora ya es demasiado tarde. A medida que esta guerra se prolongue, será más difícil que algo de Ucrania quede.
Rusia va por el puerto de Odesa, “la perla del Mar Negro” (fundada por Catalina la Grande 1,794), y con ello ser amo y señor de ese histórico punto geográfico, convirtiéndose en el dueño de la puerta de salida de la mayor cantidad de grano del mundo, y de paso consiguiendo la tan ansiada conectividad con Transnistria y su gran arsenal de municiones de la época del “Pacto de Varsovia”, que resguarda celosamente mas de mil soldados del nuevo Zar Vladimir Putin. De mas esta decir la importancia de este puerto para geopolítica rusa, tanto en el aspecto militar como en el histórico. Ahora entendemos por que la ciudad como tal no ha sido alcanzada por bombas ni drones. Salvo cortes de luz o de agua, la estructura de este idílico puerto está intacta. Su admirada arquitectura de corte francés e italiano de mas de 200 años la hace una ciudad museo difícil de igualar.
Rusia acelera. Sabe que esta contra ofensiva terminara pronto. Con la posible elección de Donald Trump, se verán obligados a negociar por lo menos un alto al fuego y una posible paz. Es por ello que están empleando toda su fuerza para ganar la mayor cantidad de territorio alrededor del puerto y buscar una rendición sin tocar su arquitectura. El ejército ruso está sacando lo más letal de su arsenal: las temibles FAB-500, conocidas como bombas tontas, sin nada de artilugios. Lanzadas desde un avión en caída libre, un artefacto de 1.5 toneladas de poder destructivo total. Y para hacer mas cruento el porvenir de este conflicto presentan la FAB-1,500 y la FAB-3,000. Esto debería inclinar definitivamente la balanza de la guerra de forma dramática a favor del kremlin. Mientras tanto, Francia toma el liderazgo de la vieja Europa temerosa del mañana. Su líder Emmanuel Macron, una copia en baja definición de Charles de Gaulle, amenaza enviar soldados al frente de batalla, a sabiendas que con ello se iniciaría la tercera guerra mundial. Su mala gestión interna y la perdida del protagonismo que tenían los galos en el continente africano, justamente a manos de los intereses rusos y chinos, hacen que estos amagos de guerra sean mas para la tribuna. En noviembre, con la elección del nuevo presidente de los Estados Unidos, el tablero geopolítico tendrá nuevas definiciones. Esperemos.
(*) Internacionalista
