Alan García Pérez, uno de los últimos estadistas de América Latina (con el cual se podrán tener profundas discrepancias, pero de los pocos políticos que sabían mirar el bosque y no solo el árbol), sobre el Perú y Chile reflexionaba diciendo que éramos competencia y complemento, que deberíamos mirarnos en el espejo chileno para superarnos como sociedad y como economía. Tenía razón, la guerra del Pacífico se repite 141 años después de haber firmado el Tratado de Ancón. Ahora será la “Guerra POR el Pacífico”, una guerra que estamos ganando. La ganamos ampliando nuestra frontera agrícola y apostando fuerte por nuestra agroindustria (ya somos número uno en el mundo exportando uva de mesa, arándanos, espárragos, etc.), superando año tras año las exportaciones de frutas y verduras. Si solo se pudiera llegar a concretar la inversión en nuevas minas de cobre y oro, nuestro vecino del sur viviría una verdadera pesadilla.
La cereza que corona el pastel será la inauguración del mega puerto de Chancay, el cual, en su momento y a máxima capacidad, será el tercer puerto más grande del mundo, junto con su hermandad con otro mega puerto, el de Shanghái, en la China, número uno en el mundo. La inversión privada de dos grandes empresas, una china y otra peruana, pondrá al Perú como la nueva estrella del mercado más grande del mundo, el Asia-Pacífico (APEC), un mercado con más de 2,950 millones de habitantes, un PIB conjunto de 52 billones de dólares, y que concentra el 48% del comercio mundial. Si le agregamos la ampliación del terminal norte del Callao, así como del aeropuerto Jorge Chávez, que ya es una realidad, tenemos como resultado práctico que toda la carga de este supermercado vendrá primero al Perú y desde acá se irán a los demás puertos del Pacífico sudamericano.
La desesperación en Chile es patente; ilustres políticos como Eduardo Frei (ex presidente) y su presidente actual, el comunista Gabriel Boric, lo anticipaban. Si Chile no reacciona y pone en competencia a su puerto de San Antonio en Valparaíso, no tendrá capacidad de competir, quedando relegados a un segundo plano en el concierto mundial. Las oportunidades se presentan una vez; los chinos fueron primero a Chile a sondear el mercado; las dudas y los temores los mataron. Ergo, la inversión se vino al Perú. Ecuador, nuestro vecino del norte, la tiene más clara y ya envió una delegación de empresarios para ponerse a tono con lo que se viene.
Nuestra responsabilidad como nación es asumir ese reto logístico y geopolítico como una unidad. Esta guerra la estamos ganando. Ojalá que los próximos gobernantes y la clase política peruana entiendan la responsabilidad que lleva mantenernos en primera línea del mundo. El tiempo nos está dando una gran oportunidad de reivindicar esa dolorosa derrota del siglo XIX. En noviembre, XI JINPING, presidente chino, inaugurará este mega puerto y pondrá al Perú como actor principal en la geopolítica de esta parte del mundo.
(*) Internacionalista
