Por: Bruno de Ayala Bellido // ¡Viva la hispanidad!

por | Oct 10, 2024 | Opinión

Se cumplen 532 años en que dos mundos se encuentran, es ese choque de culturas que dio origen a nuestra identidad y forjo nuestro carácter intentar explicar si la entrada de la civilización europea en la América indómita y salvaje fue buena o mala, es un camino que lo único que nos llevaría seria al conflicto, somos una mezcla perfecta de nuestros abuelos uno español la otra india somos un idioma somos una fe somos en esencia peruanos con luces y sombras tenemos que defender nuestra hispanidad no denigrarla

En medio de esos devaneos, me sorprende el desplante del gobierno de los Estados Unidos Mexicanos: la no invitación al rey Felipe VI, jefe de Estado español, a la toma de posesión de la presidenta electa, la señora Claudia Sheinbaum, heredera del extravagante, deslenguado y confuso Andrés Manuel López Obrador. El motivo es la falta de respuesta a la exigencia de disculpas por la conquista española del Imperio Mexica en 1521.

La “leyenda negra”, montada por los ingleses y convenientemente utilizada por políticos rapaces y populistas de siempre, sigue viva. Cabe recordar que Juan Carlos I, padre del actual rey, en 1990, reunido con varias comunidades del México profundo en Oaxaca, lamentó los abusos cometidos durante la conquista. A las puertas de un nuevo aniversario del encuentro de dos mundos en 1492, el progresismo zombi y sus aliados, los indigenistas manipulados, comenzarán con la consabida cantaleta de los horrores de la conquista, la cual, como cualquier hecho histórico, tuvo luces y sombras. Sin embargo, nos dejó un legado: una mezcla de razas, un idioma común, una fe y, sobre todo, una cosmovisión del mundo que compartimos.

Pero si la intención es hurgar en la historia, es necesario educar e informar a los políticos de la izquierda mexicana y del resto de Hispanoamérica que utilizan estas fechas para hacer lo que mejor saben: dividir y generar odio. El 29 de diciembre de 1836, se firmó un tratado entre México y la reina Isabel II para “olvidar para siempre las pasadas diferencias”. En ese mismo tratado se estableció una “amnistía general y completa para todos los mexicanos y españoles, sin excepción alguna, que se encontraran ausentes, desterrados, ocultos o presos, sin conocimiento de los gobiernos respectivos”.

Ese pedido de perdón de la izquierda progresista mexicana no es más que una «patraña populista», una de las tantas maniobras de distracción con las que se demuestra que la presidenta electa es parte del mismo juego. ¿Y qué hay de aclarar sobre los vínculos de AMLO y su gobierno con el narcotráfico? De eso, nada. Como dijo Mario Vargas Llosa en su momento, el único que debería pedir perdón es el propio López Obrador, a los millones de indígenas marginados, pobres, ignorantes y explotados que viven en México. O, tal vez, para mantener el equilibrio, se debería solicitar que Estados Unidos también pida disculpas por anexarse, en su momento, más de la mitad del territorio mexicano. Pero de eso tampoco se dice nada. El doble rasero, la «escopeta de dos cañones» de esta izquierda subnormal, es memorable.

(*) Analista Internacional


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