Por: Carlos Linares Huaringa
El testimonio del exasesor de la Fiscalía de la Nación, Jaime Villanueva, conocido la semana pasada, ha puesto al descubierto el verdadero rostro de aquellos ‘ídolos de barro’ Rafael Vela y Domingo Pérez.
Ha desnudado la oscura y cuestionable manera en la que actuaron, usando a la Fiscalía como arma de venganza política.
Y no es que en algún momento se desviaron de sus funciones en el equipo especial. Ellos fueron exprofesamente seleccionados para ser los ejecutores de un operativo de demolición político/judicial de aquellos a quienes los caviares y la izquierda más aborrecen: el fujimorismo y el Apra.
El testimonio de Villanueva confirma que la única razón para la selección de Pérez es que se mostró dispuesto a operar de esta cuestionable manera para perseguir y encarcelar a Keiko Fujimori.
Ahora se entiende esa enfermiza fijación de Pérez en el caso, pese a que a lo largo de los años ha hecho numerosos ‘papelones’ ante el Poder Judicial al sustentar una acusación carente de pruebas.
Villanueva también ha puesto en evidencia el siniestro plan ejecutado contra el expresidente Alan García. Ha indicado que Rafael Vela coordinó con Gorriti para que le transfiera toda la información sobre el vínculo del expresidente García y la empresa Odebrecht y así impedir su salida del país.
“Literal me dijo (Rafael Vela) ‘Jaimito, he hablado con Gustavo y le he cobrado de Alan García’, ‘porque yo a él le di toda la información para cercar a García’. Para dar contexto recordemos que cuando llegó Alan García a una situación de la fiscalía, él viene. Cuando él está aquí, Gorriti saca un reportaje con los recibos del pago de Odebrecht que habría hecho por sus conferencias y en el mismo momento en que Alan está en la citación con José Domingo, ya había pedido el impedimento de salida”, declaró Villanueva.
Asimismo, ha revelado que el periodista Gustavo Gorriti siempre fue el gran titiritero que dirigía las investigaciones de la Fiscalía en base a sus filias, fobias e intereses.
Muestra del poder que logró ostentar Gorriti, desde la sombra, es que -según el testimonio del también colaborador eficaz- un fiscal supremo como Pablo Sánchez -a la sazón fiscal de la Nación en la época- se subordinaba a sus directivas, y un fiscal superior como Rafael Vela temblaba de miedo ante él.
Es cierto que la Junta Nacional de Justicia ha iniciado una investigación preliminar contra el exfiscal de la Nación, Pablo Sánchez, y los fiscales José Domingo Pérez y Rafael Vela, pero no soy optimista al respecto. Ello porque ya se ha demostrado que la JNJ juega en pared con estos personajes y forman parte de la red caviar enquistada en el sistema de justicia.
Lo cierto es que, a la luz de lo revelado, los involucrados deberían ser separados del Ministerio Público y asumir las consecuencias legales de sus actos.