¡Dicen que la esperanza es lo último que se pierde! Pero como todo es dual en la vida, se presentan dos alternativas. La primera es la ilusión que tiene la presidente Dina Boluarte que en el 2026 salga de todas maneras un presidente electo que represente a una izquierda de su agrado para que su libertad y enfrentamiento a la justicia se prolongue o ella pueda quedar libre de enfrentar los cargos que se le imputan, teniendo a su favor la mafia enquistada en el poder judicial. Además de asegurar que el Perú siga los lineamientos del comunismo del Siglo XXI, tal cual en forma tan asolapada ha venido protegiendo la fuga de Vladimir Cerrón y promoviendo en toda su gestión acciones a favor de todos los países de izquierda de la región y de los Organismos Internacionales que defienden esta postura.
La segunda sería, que los partidos de derecha, centro e independientes dejasen a un lado sus protagonismos personales, conveniencias particulares e intereses partidarios y lleguen de una vez por todas a un consenso. Con el fin de determinar a una persona que reúna las condiciones de líder carismático que conozca los problemas de todo el país, además de tener la capacidad de decisión, experiencia, conocimiento y valores comprobados para que lidere una “Coalición” de centro derecha y otros hacia el 2026. De esta manera se logre una mayoría en ambas cámaras del futuro congreso para efectuar los cambios que el Perú necesita en todos los sectores, así como de fortalecer la casi desaparecida democracia y asegurar la continuidad del país como estado nación.
En ambos casos se aprecia con ciertas ventajas a la izquierda de la presidente Dina Boluarte, con su ejecutivo en pleno y parte del congreso actual, pues la primera no quiere hacer nada por eliminar el principal problema del Perú, que es la “Inseguridad Ciudadana”, con participación de las bandas internacionales, maltrato continuo a los altos mandos de la PNP e injerencia de la representación cubana en su embajada, personal de doctores e infiltrados entre otros, y como ya sabemos todos los problemas que este fenómeno trae a colación para al Perú y sus próximas elecciones del 2026.
Nos preguntamos entonces, ¿Hay esperanza para el Perú el 2026? ¿Tenemos que esperar a esa fecha? O harán caso de las sugerencias que quieren y propugnan algunos, la vacancia cada vez más cerca con la estrategia de las verdaderas mentiras que ya nos tiene acostumbrados Dina Boluarte. Vacarla como se merecería antes de convocar a nuevas elecciones y así entonces, de Jefe Supremo de la Nación estaría el Presidente de la Mesa Directiva del Congreso o un nuevo líder que se escoja entre los actuales congresistas. De esta manera quizás habría mejores condiciones para llevar a cabo las futuras elecciones y podría ser más fácil poner a nuevos conductores en toda la organización de los futuros comicios, donde la gente confíe al emitir su voto para un nuevo presidente y los respectivos senadores y diputados que propongan.
O nuestra Fe debe estar orientada a que todo siga igual y se produzca el verdadero milagro que todos los peruanos de derecha, centro y otros queremos, por lo que ¡Deberían de despertar ya! Y que se vea “Uno o dos bloques de alianzas o coaliciones” que se perciban fuertes y unidos para enfrentar lo que se viene, no queda otra opción y todos los peruanos de bien lo saben.
¡Fraude, comunismo y terrorismo, nunca más en el Perú!
(*) Teniente general FAP en retiro