Por César Gallo Lale / ¿Peruanos? No valemos nada

por | Ene 22, 2022 | Opinión

En el Perú un muerto no vale nada según nuestros gobernantes, y otra cosa es la clasificación que otorga una sociedad a la muerte, hay muertes indignas (asesinatos, torturas, secuestros, desapariciones forzadas, etc.), muertes absurdas (accidentes),  muertes políticas (carencia de salud y seguridad de Estado), y solo se considera gloriosa a una muerte, cuando el que muere es causa de ofrendar su vida para salvar otra como es el caso de (personal médicos, bomberos, policías, Fuerzas Armadas, etc.).

Pero en el fondo no importa cuántos peruanos mueren diariamente, ni que clasificación le damos, solo sabemos que cada vez que un compatriota muere por las causas mencionadas, salvo los que dan su vida para salvar otra,  nos denigramos más como personas y como nación.

Nuestro actual ingreso per cápita es 50 % menor que el de un chileno o uruguayo, países sin la quinta parte de la riqueza natural del Perú, la marginación social alcanza fácilmente al 70 % de la población. Los que trabajan formalmente son solo un tercio de la fuerza laboral activa, y el costo de emprender cualquier tipo de negocio aumenta diariamente, al igual que la delincuencia que ha asolado a más del 50 % de ciudadanos en los últimos 6 años, y que sigue creciendo por la acción premeditada del Estado vía el sometimiento y corrupción de toda la institucionalidad de la nación, la tolerancia y asociación con la delincuencia y el contubernio del poder judicial.

La justicia en nuestro país  fue reformada a los caprichos y deseos de un delincuente siniestro, es administrada por gente inmoral y es nulo el acceso popular a la misma, todo esto junto a una infraestructura y contenido de educación de pésima condición y calidad que lleva a nuestra juventud a un caos futuro en todo sentido.

En lo político, tenemos a una administración comunista narco-chavista, que presiona por mayor recaudación de impuestos y fortalece un Estado arbitrario, que no brinda nada a cambio, por el contrario, traba a toda generación, regala y bota la plata vía bonos, desnaturalizando la distribución del ingreso. Un estatismo que pretende regularnos todo, toques de queda irracionales, restricciones a la libre circulación, trabajo y salud, so pretextos igualitarios, antinaturales y que conducen a la pérdida de la libertad, formación y creatividad popular, quizás el principal factor productivo para el desarrollo. Las represiones al libre ejercicio y trabajo aumentan sin cesar, y solo negocia el Estado con los grupos de intereses, incluidos grupos empresariales e ilegales, siempre prestos a captar las rentas de lo prohibido, que limitan la competencia emergente, otra clave del desarrollo. Naturalmente, en esta “gobernabilidad” los afectados, el 85% de la población, no tienen opción de participar.

Cuando un pueblo escoge a sus autoridades, lo realiza con tres fines básicos:

El primero es la seguridad personal. Mientras trabajamos y producimos generamos la riqueza e impuestos, que sustentan al Estado, para que a cambio nos garantice antes que nada, nuestra vida y seguridad física. Esto implica que si alguien atenta contra estas, quien responde por las mismas “es el Estado”.

¿Por qué entonces cuando secuestran a un ciudadano el Estado no se hace cargo de su rescate?

¿Por qué entonces el Estado permite la acción y alienta el incremento constante del hampa?

Respuesta: porque para los delincuentes que nos gobiernan, nuestra vida no tiene ningún valor.

La segunda prioridad es la seguridad territorial. Para garantizar la seguridad personal, es menester del Estado, poder asegurar el perímetro territorial de quienes poblamos el territorio en que nos desenvolvemos. Para esto el Estado debe garantizarnos la irrestricta seguridad y respeto a nuestro territorio privado y colectivo que comprende a nuestra nación. Esto implica que si alguien atenta contra esta, quien es responsable de su custodia y defensa es “el Estado”.

¿Por qué entonces nuestro país está infiltrado por narcotraficantes, guerrilla extranjera, sicarios importados, asesores de seguridad cubanos, venezolanos, mexicanos, entre otros?

¿Por qué se incita a turbas para apropiarse impunemente de vías nacionales, destruir y quemar agroindustrias, incendiar empresas mineras, propiedades laborales y viviendas personales, con asesoría y  supervisión directa del Estado a través de la PCM?

Respuesta: porque para los delincuentes que nos gobiernan, nuestra propiedad es un botín que pueden obsequiar a cambio de servicios por sometimiento o ejecuciones a quienes no son de la banda del Estado, para así perpetrarse indefinidamente y usufructuar el esfuerzo de todos los peruanos, es decir no valemos nada, somos esclavos y cuando no deseemos seguir siéndolo, nos eliminarán en orden prioritario.

La tercera prioridad es la administración de justicia. Para que los que conforman la sociedad, que comprende a todos los que moran en el país, tengan los mismos derechos y obligaciones ante y entre sus semejantes, el Estado debe administrar justicia vía la Constitución, las leyes y sus reglamentos, que promuevan la máxima libertad de expresión y acción individual o colectiva.

Esto implica que si una persona o una entidad pretenden, intentan o realizan cualquier acción sobre los derechos de alguien, quien debe asumir la inmediata acción de justicia es “el Estado”.
¿Por qué entonces tras años de los asesinatos de Sendero Luminoso, MRTA, o los 23 policías desarmados aniquilados en Bagua, no están todos los asesinos presos y el gobierno en cambio otorga indemnizaciones e indultos a delincuentes prontuariados?

¿Por qué el Estado no esclarece ni castiga la corrupción y delincuencia, fomentando el crimen impune, y permite que de sus instituciones de seguridad máxima se escapen narcotraficantes sin que los ministros y viceministros, directores y oficiales responsables sean destituidos de inmediato y encarcelados por su participación directa o indirecta junto con sus cómplices del poder judicial y fiscalía?

Respuesta: porque jamás un delincuente puede administrar justicia ya que esto es un acto que va contra su naturaleza pues necesita del dolor y sufrimiento del pueblo y de esta manera aprovechar del miedo y el terror que esto ocasiona para usarlo como arma de poder, es decir no valemos nada ni somos nada ante este Estado.

Compatriotas, nosotros y nuestra nacionalidad no tenemos valor alguno como personas ni como nación para este Estado paria que nos administra bajo la supervisión del Foro de Sao Paulo, del Grupo de Puebla, y de los países de tendencia comunista como Cuba, Venezuela, México, Nicaragua, Bolivia, Argentina y entre otros.

Recuperar el Honor  y nuestros valores como país, es lo único importante hoy para cada uno de nosotros,  así como  volver a tener una nación libre y soberana, pues la libertad es la herencia que nos legaron nuestros héroes y es preferible yacer en la tumba venerada eternamente por el pueblo, que vivir bajo opresión o como esclavos. Solo debemos temer de aceptar el vivir con miedo; nuestras Fuerzas Armadas nunca lo tuvieron como ahora lo tienen ¿Cuál es su rol en la actualidad? Sino el de defender el cumplimiento de la Constitución y al pueblo.

Devolvamos a todos los peruanos y a su historia su glorioso Día de la Independencia, como lo tienen todas las demás naciones que son libres en el mundo.

(*) Teniente Gral. FAP (r)

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