Kenneth Rogoff, profesor de Economía y Políticas Públicas en la Universidad de Harvard y ganador del Premio Deutsche Bank 2011 en Economía Financiera, señala que pasado ya varias semanas de este 2024, mayoría de los bancos centrales y analistas proyectan un aterrizaje suave.
Alude a Nouriel Roubini y dice que estuvo en el Foro Económico Mundial (Davos) y muchos de los principales participantes se hicieron eco de este sentimiento de “optimismo”.
El año pasado, la suba del interés, no se presentó con una recesión, lo que promocionó un cierto optimismo por el desempeño de la economía de los EE. UU. o los que predijeron que la inteligencia artificial catalizaría un aumento de la productividad muy esperado.
El informe Perspectivas de los economistas, jefes del WEF para enero de 2024 reveló que, si bien la mayoría de los encuestados preveía una leve recesión mundial en 2024, la mayoría no estaba demasiado preocupada y consideraba que la desaceleración esperada era una corrección saludable.
No tomaban en cuenta los ataques de los hutíes yemeníes contra barcos comerciales en el Mar Rojo y las guerras en curso en Ucrania y Gaza que en cierta forma han empañado en parte el estado de ánimo jubiloso de analistas y líderes empresariales.
Este año, votantes de decenas de países que representan el 50% poblacional mundial, acudirán a las urnas, ya se espera que el gasto público aumente.
Pero Rogoff no está de acuerdo con todo esto, pues no cree que China creció 5.2% el año pasado. Cree que hay allí manoseo y Xi Jingpin ha despedido a muchos funcionarios claves de su gobierno.
Y la combinación de una desaceleración económica prolongada y el colapso del sector inmobiliario podría llevar a China al borde de una «década perdida» al estilo japonés.
La solución keynesiana es iniciar transferencias directas de efectivo a los hogares.
Pero, dado que los consumidores chinos están más inclinados a ahorrar y que la deuda pública ya está aumentando rápidamente, parece cada vez más probable que se produzca una espiral de deuda y deflación.
Europa sigue los problemas que la aquejan y más que nada Alemania. El posible regreso del expresidente estadounidense Donald Trump a la Casa Blanca en 2025 podría requerir un doloroso ajuste para invertir hasta en defensa.
Europa también está lidiando con los efectos económicos adversos de la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) del presidente de Estados Unidos, Joe Biden.
Las consecuencias a largo plazo podrían reflejar las de la Ley Arancelaria Smoot-Hawley de 1930, que desencadenó una guerra comercial internacional y exacerbó la Gran Depresión.
Sin embargo, el proteccionismo comercial de Biden es leve en comparación con el plan de Trump de imponer un arancel del 10% a prácticamente todos los bienes importados.
Pero los políticos en USA no hablan de reducir el déficit.
Pero qué pasara con las tasas que puede obligar a un endurecimiento se pregunta Roggof.
Si las tasas de interés reales siguen siendo elevadas, como muchos esperan, el gobierno podría verse obligado a elegir entre un endurecimiento fiscal profundamente impopular o presionar a la Reserva Federal para que permita otro brote de inflación.
El mundo para él se enfrentará a otro año turbulento.