The Economist nos alerta que contrariamente al mito de que los robots como Terminator en el cine, era despiadado y peligroso, para el mundo real es una cosa de gran beneficio su sistemática venida.
Y es que los notorios avances en la Inteligencia Artificial, han sido aplicado a los robots por la industria e investigadores en las universidades.
Ya salió a la luz la tecnología que permite a los chatbots como ChatGPT, conversar fluido o sistemas como dall-e; es decir crear imágenes de aspecto realista a partir de descripciones de texto, que puede dar a los robots de todo tipo una mejora cerebral espectacular.
El avance ha sido tan enorme, que The Economist señala que OpenAI, el creador de ChatGPT, que renunció a los robots hace unos años, ha cambiado de opinión y ha comenzado a contratar un nuevo equipo de robótica.
Y es que los robots pueden acabar con trabajos bien pagados en fábricas y almacenes Y hacer labores en casa.
Los nuevos modelos de IA «multimodales» combinan la comprensión del lenguaje y la visión con los datos de los sensores y actuadores robóticos utilizando palabras ordinarias y entonces es plausible el instruirlos que modifiquen su comportamiento simplemente cambiando un mensaje de texto. Incluso, puede permitírseles explicar el razonamiento detrás de sus acciones.
Los nuevos modelos son más seguros y confiables, pues son menos propensos a alucinar.
Y en un mundo que envejece y la fuerza laboral se reduce, los robots más capaces podrían cocinar y limpiar, y cuidar a los ancianos y necesitados.
Corea del Sur, Japón y China se encuentran entre los cinco países con más robots por cada trabajador manufacturero, que cada vez son más escasos, por el “envejecimiento de su población”.
Y es plausible que en un futuro cercano, en vez de temer su irrupción es nuestras vidas, se tenga la percepción, que debieron venir mucho antes a nuestras vidas.