La inflación peruana es algo más del 5% y el Niño, es un adicional para el asunto recesivo reconocido tardíamente por el gordito del MEF y sus adláteres, que se ha inventado aquello de que con un crédito suplementario el sale de esta recesión que asustado y desvalido ha admitido, luego de tozudamente decir que ello no era del todo cierto.
Las propuestas abundan en un país en donde todo el mundo opina a su libre albedrio. . Baca Campodonico en su post reciente, dice, por ejemplo, que la izquierda propone bajar la tasa de interés, aumentar el sueldo mínimo y subir el gasto fiscal; mientras los gremios empresariales proponen reducir las tasas de impuestos, aumentar el draw-back y relanzar el Fondo MiVivienda con tasas preferenciales.
Pero se queja y con razón, en el sentido que si no hay un correcto análisis se corre el riesgo de plantear políticas contraproducentes, como son las políticas populistas, con posible efectividad en el corto plazo, pero que comprometen el crecimiento de largo plazo.
Pone entonces ejemplos de crisis anteriores que a su juicio fueron productos de choques externos que la resiliencia de nuestra economía logró soportar. Esta vez nuestras autoridades han venido incubando la crisis desde el 2011 y la pandemia se encargó de desnudar la realidad.
Para ello grafica las tasas de crecimiento anual, donde se observa la evolución de la tasa de crecimiento del PBI potencial y la evolución del ciclo económico durante las crisis Subprime (2008-2009), la del Taper Tantrum (2014-2015) que es la reacción de los mercados a la política expansiva de la Fed, QE y la crisis de la pandemia (2020-2021). La duración de estos ciclos ha variado de entre 12 y 18 meses y por lo tanto, se espera una duración similar para la actual recesión.
El problema advierte el Dr Baca, es que el PBI actual es menor al de las crisis anteriores en que estaba entre 4 y 8% y ahora es de apenas un 2.1% Es quiere decir que en las anteriores crisis (descontando la pandemia) las altas tasas de crecimiento potencial evitaron que cayéramos en recesión.
Esta vez no ha sucedido así y hemos entrado en recesión. La penosa realidad es que la tasa de crecimiento del PBI potencial del Perú ha venido reduciéndose desde un nivel de 8% en el 2007 a 2.1% en la actualidad. Como se sabe, este PBI potencial hace referencia a la estimación de la cantidad máxima de bienes y servicios finales que una economía puede producir operando a su máxima capacidad; es decir usando por completo y de manera eficiente los factores de producción disponibles y no generando desequilibrios.
Pero ello sugiere, señala Baca, que hay que prioritariamente controlar la inflación que se mantiene elevada debido a que, lamentablemente, el BCRP reaccionó tardíamente al aumento de la misma creyendo que iba a ser un fenómeno temporal e ignorando el impacto de la masiva inyección de liquidez que significó el programa Reactiva. La política fiscal de bonos y subsidios tampoco ayudó al control de la inflación.
Obviamente el creer que la inversión pública, por si sola, será suficiente para incrementar la tasa de crecimiento del PBI potencial es absurdo. Hay pues que conseguir ahorros externo y privado. El externo se consigue, principalmente, atrayendo la Inversión Directa Extranjera (IDE), lo cual es difícil debido a las numerosas trabas burocráticas existentes y a la incertidumbre creada por la situación política del país.
La fuente más importante de la inversión privada es el ahorro privado. Sin embargo, el ahorro privado medido como porcentaje del PBI es cada día menor y Baca lo demuestra. con la evolución del valor de los fondos de pensiones administrados por las AFP, que son el mayor componente del ahorro privado.
Estos han caído de 21.8% del PBI a fines de 2019 a 11.5%. Si hay más retiros, como se prevé, el sistema colapsara. La reducción de estos fondos y el aumento de la informalidad son los principales impedimentos al aumento del ahorro privado y por ende, de la inversión, al decir de Baca.
La alternativa es un mayor endeudamiento público tal cual plantea el MF para pasarle abusiva e irresponsablemente la factura a próximas generaciones aumentando la cuenta de amortización de deuda, hoy en más de S/ 30,000 millones. Y el drama es mucho mayor si se sigue asignando ello a los ominosos gastos corrientes como es el aumento de remuneraciones estatales, y nuevos bonos y subsidios, que no contribuyen de manera alguna a aumentar el PBI potencial y que, por ello, violan la regla de oro de la política fiscal, de no endeudarse para financiar gasto corriente.
Un problema adicional que señala el profesor Baca es que a partir del 2014 el déficit se ha hecho crónico y la deuda pública como porcentaje del PBI ha superado los límites fijados por la Ley de Transparencia Fiscal y ya estamos a niveles de US$ 80,000 millones en deuda externa e interna. A fines de septiembre el déficit fiscal llegó a 2.8% del PBI.
Una vez más vamos camino a violar las metas fijadas en el Marco Macroeconómico Multianual y a “destrozar” financieramente al país y cargarlo de un absurdo y peligroso gasto corriente.
Querer recurrir una vez más al endeudamiento como medio de salida a la recesión podría ser contraproducente, especialmente si no se tiene una clara estrategia económica. Ejemplos del peligro de mal utilizar estos recursos son el financiamiento de Petroperú o el programa de masificación del uso del gas.