Es demasiado bueno para que sea verdad y más que nada perdure. Y eso lo señala The Economist. Y es que a pesar de todo con dos guerras que hacen estragos y el clima geopolítico se oscurece, esa economía mundial ha sido una fuente incontenible de alegría, pues los preludios de recesión con el alza enorme del interés por la Fed tan brusco para contener la inflación era el pronóstico de casi todos los analistas y cuanto opinólogo hay en las redes el año pasado.
Baste ver el tercer trimestre de los EEUU, creciendo a un impresionante ritmo anualizado del 4,9%. La inflación está cayendo, el desempleo se ha mantenido en su mayoría bajo y los grandes bancos centrales pueden haber detenido su endurecimiento monetario. China, golpeada por una crisis inmobiliaria, parece probable que se beneficie de un modesto estímulo.
Pero ¿esto que es desconcertante y atenta contra la “gravedad” puede durar?
Recordemos que: “la gravedad ha tenido un papel importante en convertir al Universo en lo que es. Ella hace que se unan entre sí trozos de materia, para formar planetas, lunas y estrellas. Hace que los planetas entren en órbita alrededor de las estrellas. La gravedad es lo que hace que las estrellas se junten entre sí para formar enormes galaxias giratorias”.
Baste ver para adelante y las amenazas abundan. Hay apuestas de que las tasas de interés, aunque ya no suben rápidamente, no bajarán mucho. La FED y el BCE no las han subido por ahora, lo mismo el Banco de Inglaterra .Y vaya que han habido apuestas para la suba y para la baja, cuando no movimiento alguno. Mas ojo que ahora, el gobierno de Estados Unidos debe pagar un 5% para pedir prestado durante 30 años, frente a solo el 1,2% en las profundidades de la recesión pandémica.
Los costos de endeudamiento de Alemania eran negativos; Ahora el rendimiento de sus bonos a diez años es de casi el 3%.
El Banco de Japón prácticamente ha renunciado a su promesa de fijar los costes de endeudamiento a diez años en el 1%.
Janet Yellen señala que estas tasas altas son un reflejo de una economía mundial con la peor salud y son de hecho una fuente de peligro, irán contra los PBI.
¿Pero cómo explicar la aparente bonanza de los EEUU?
Un argumento contundente es que sus consumidores han estado gastando el dinero que acumularon durante la pandemia de las limosnas y quedándose en casa y se señala que a los hogares aun a les queda un billón de dólares. Con la extinción de ese ahorro, se sentirán las altas tasas de interés y se gastara menos libremente.
Y, eso seguirá in crescendo si las tasas se mantienen o suben más. En Europa y América ya están aumentando las quiebras de empresas; que fijaron tasas bajas mediante la emisión de deuda a largo plazo tendrán que enfrentar con el tiempo costos de financiamiento más altos.
Los precios de la vivienda caerán, al menos en términos ajustados a la inflación, a medida que respondan a hipotecas más caras.
Y los bancos que tienen valores a largo plazo, que han sido respaldados por préstamos a corto plazo, incluso de la Reserva Federal, tendrán que recaudar capital o fusionarse para tapar los agujeros en sus balances con tasas más altas.
La generosidad fiscal se ha sumado a la fiebre azucarera de la economía mundial.
Según el FMI, Gran Bretaña, Francia, Italia y Japón tienen déficits del orden del 5% del PBI en el 2023. El déficit de Estados Unidos es de US$ 2 billones; el 7,5% de su PBI; el doble de lo proyectado el año pasado.
La deuda total mundial es la más alta de todos los tiempos y eso tendrá problemas entre los gobiernos con los banqueros centrales que tienen objetivos de inflación.
Es importante notar que Yellen ya se ha sentido obligada a argumentar que los bonos del Tesoro no tienen prima de riesgo, y Jerome Powell, presidente de la Fed, ha insistido en que su banco nunca recortará las tasas y dejará que la inflación se dispare para aliviar la presión sobre el presupuesto del gobierno.
Incluso cuando los rendimientos de los bonos del gobierno japonés fueron de un mísero 0,8% el año pasado, el 8% del presupuesto de Japón se destinó al pago de intereses.
Estas tensiones hacen que sea difícil ver cómo la economía mundial podría lograr las muchas cosas que los mercados esperan actualmente de ella: una recesión esquivada, baja inflación, deudas poderosas y altas tasas de interés, todo al mismo tiempo.
Una posibilidad más esperanzadora es que el crecimiento de la productividad se dispare, tal vez gracias a la inteligencia artificial (IA) generativa. El consiguiente aumento de los ingresos y los ingresos haría soportable la subida de los tipos. El potencial de la IA para desencadenar nuevas ganancias de productividad puede explicar por qué el aumento durante más tiempo no ha perforado hasta ahora los mercados bursátiles.
Si no fuera por las crecientes valoraciones de siete empresas tecnológicas, incluidas Microsoft y Nvidia, el índice S&P 500 de acciones estadounidenses habría caído este año.
Pero; esta esperanza y optimismo encuentra a Donald Trump prometiendo imponer nuevos aranceles si regresa a la Casa Blanca. El gasto público está creciendo como porcentaje de la economía a medida que la población envejece, la transición a la energía verde se acerca y los conflictos en todo el mundo requieren más gasto en defensa.