China continental, Hong Kong, Macao y Taiwán; son todos parte de una única entidad nacional denominada «China», principio sostenido activamente por el gobierno de Xi Jing.
Para el régimen de Pekín, la isla de Taiwán tiene el rango de facto de una simple «Provincia Rebelde” a la cual jamás se podrá reconocer como Estado independiente. Esto es un factor clave en las relaciones entre la República Popular China, que gobierna Hong Kong, Macao, y la República de China, que gobierna la isla de Taiwán, y las islas aledañas de Pescadores, Quemoy, Matsu, Pratas y Taiping.
Esto, tan complejo y que avizora una guerra, no es así para Ana Palacio, ex ministra de Asuntos Exteriores de España y exvicepresidenta superior y asesora general del Grupo Banco Mundial. Ella dice que es muy pronto para descartar a Occidente. Y que este año hay 50% de población mundial con países que celebran elecciones y vale la pena ver que pasa allí.
Las elecciones en Taiwán, las ganó el vicepresidente Lei, calificado por los chinos como: “alborotador hasta la médula”.
Aunque el Partido Democrático Progresista perdió su mayoría parlamentaria, ante el Partido Nacionalista Chino (Kuomintang, o KMT), los votantes taiwaneses eligieron al candidato del DPP, Lai Ching-te, conocido como William Lai, como su próximo presidente. Los votantes demostraron que prefieren la continuidad de la gobernanza democrática.
Cuando Lai fue como vicepresidente a los USA, el Ministerio de Relaciones Exteriores chino, lo calificó de «alborotador hasta la médula» que «se adhiere obstinadamente a la posición separatista de la independencia de Taiwán». Y, advirtieron que como presidente, Lai pondría en «grave peligro» las relaciones entre ambos lados del estrecho.
El DPP describió las elecciones como un enfrentamiento entre la democracia y la autocracia, el KMT enmarcó la elección como una de guerra o paz.
Y el día antes de la votación, un portavoz del Ministerio de Defensa chino se comprometió a tomar «todas las medidas necesarias» para «aplastar» los complots separatistas «en cualquier forma».
Pero China tiene la desaceleración del crecimiento, el aumento del desempleo juvenil, la caída de la inversión extranjera, la disminución de las exportaciones, la agitación del mercado inmobiliario y la presión deflacionaria, que podrían hacer que tal acción sea más probable. Y esto es ok para distraer al pueblo con una cruzada nacionalista, con un Taiwán con 80% de tráfico marítimo y que produce más del 60% de los semiconductores del mundo y más del 90% de los chips más avanzados.
Bloomberg estima que una guerra por Taiwán le costaría al mundo unos 10 billones de dólares, o el 10% del PBI: mucho más que la crisis financiera mundial de 2008, la pandemia de COVID-19 o la guerra de Ucrania.
Pero por ahora hay chitón boca de parte de XI.
¿Será que Trump puede volver? Un Taiwán próspero y democrático es la peor pesadilla del PCCh. Las elecciones de este año tienen mucho que mostrar, señala Ana Palacio. Y de eso que duda cabe.