Sigo por años a George Friedman, estadounidense de origen húngaro, experto en geopolítica y asuntos internacionales y fundador y presidente de Geopolitical Futures y me parece que esta reciente columna es diferente y muy buena. Señala George , que como escribió en su libro más reciente «La tormenta antes de la calma», tendemos a usar las presidencias como puntos de referencia para ayudarnos a ubicar dónde estamos en el tiempo, pero sería un error pensar que los presidentes y las políticas son los verdaderos agentes de cambio.
Dice que el tiempo es el árbitro último del cambio, y lo que define cualquier época son las fuerzas que se imponen a los presidentes, lo que son elegidos con las presiones existentes y gobiernan en función a ellas.
Y ello no es sorpresa, pues los EEUU es una democracia.
Sostiene que en los Estados Unidos los presidentes «ineficaces» son elegidos al final de un ciclo de 50 años, y que sus presidencias existen en medio del caos social y económico.
Fracasan y en la elección venidera se elige a un presidente que puede cambiar dónde estamos y poner al país en una nueva dirección.
Andrew Jackson, el segundo presidente de este tipo después de George Washington, se en torno al vasto movimiento de colonos que ya estaba tomando forma.
Franklin Roosevelt dio forma a su presidencia en torno a la Gran Depresión, redefiniendo cómo funcionaba la economía y preparando al país para la guerra.
Ronald Reagan se enfrentó a circunstancias económicas catastróficas de capital y demanda insuficientes y fracasos militares que se extendieron por todo Oriente Medio.
Antes de una transición cíclica, debe haber un presidente que presida un país en crisis recalca George.
Su sucesor preside la reconstrucción del país.
Por eso para comprender lo de Trump, dice que ante las presiones, ningún presidente es libre de hacer lo que crea mejor.
En su opinión, Trump no ganó las elecciones por economía. Su oposición a centrarse en los temas de la guerra cultural lo alineó con el público, y donde podría haber obtenido una victoria estrecha en la economía, obtuvo una victoria general sobre estos temas culturales.
Las cuestiones tenían que ver con liberar la economía de las restricciones, reexaminar los asuntos militares y las alianzas de EE.UU. y, en última instancia, tratar de liberar a EE.UU. de las doctrinas de la administración anterior.
El primer impacto de Trump será en el intento de redefinir las normas culturales.
También intentará cambiar los esquemas fiscales para las corporaciones.
Y probablemente lo más importante, intentará cambiar las relaciones económicas, políticas y militares con los aliados.
Impondrá reglas económicas recién definidas para el comercio internacional, una mayor consideración por los intereses de Estados Unidos y la reconsideración de los compromisos extranjeros con los aliados.
Todas estas cosas son factibles, pero inevitablemente encontrará una resistencia inesperada a medida que los costos lleguen a casa.
Veremos nuevos modelos económicos y militares y una nueva política exterior.
En pocas palabras, fue elegido para redefinir la dinámica interna del país, cambiar su economía y redefinir las obligaciones militares.
Un presidente de transición como Reagan, Roosevelt o Jackson tiende a introducir cambios que a menudo son despreciados por el establishment hasta que tienen éxito.
No es necesario haber apoyado la elección de Trump para ver cómo se desarrollará.
En rigor, me parece un gran punto de vista el de Geoge y súmamente interesante.
Ver: https://geopoliticalfutures.com/trumps-place-in-us-political-cycles/