En un reciente notable artículo de su autoría, el amigo Richard Webb expresa: “Necesitamos productos para sostener la vida, además de maquinarias para producirlos y vehículos para transportarlos. Es lógico que la gestión económica de un país se mida principalmente por el valor de producción de esos bienes, la cifra del PBI, dejando a un segundo plano el tema de lo que estamos haciendo con esa vida tan duramente lograda. Pero eso es como evaluar un automóvil solo en base a la gasolina consumida. Si el “vehículo” es la economía entera, y a la vez una gran parte de nuestra atención y vida en general, haría falta una mirada más allá de ese carro, o sea del PBI. Una alerta, son las cifras de suicidio. Corea del Sur es una de las economías más celebradas por su dedicación al trabajo y extraordinario éxito económico, pero registra una de las tasas de suicidio mas alta en el mundo. En Latinoamérica la tasa de suicidio más alta se registra en Uruguay, que también es el país con el mayor ingreso por persona en la región. Pero mucho más importante que la cifra del suicidio es la esperanza de vida. Todo el esfuerzo que se hace para producir las necesidades de la vida tiene como primer objetivo esa simple sobrevivencia”
¿Alguien puede estar en desacuerdo con esta manera de pensar, con esta atingencia de Richard? Ver: https://elcomercio.pe/opinion/columnistas/economia-y-vida-pos-pbi-por-richard-webb-noticia/
Los miles de trasplantes de corazón desde 1959, en que los inicio en humanos fue el Dr Christian Barnard, quien ha comprobado fehacientemente, que ellos no llevan absolutamente nada de los sentimientos y más cosas del donante al recipiente. El corazón sigue siendo popular para el romanticismo, honor y demás cosas. Lo mismo se dice que el Niño es un evento recurrente y lo es y dale con dale que es un fenómeno.
En todos los libros de macro introductorios se raja del PBI y el mismo inventor Simon Kuznets, le advirtió hace como 80 años a su gobierno de los EEUU (se nacionalizó el ruso) que eso no servía para bienestar y aquí todo la opinología y los economistas obsoletos, hablan por décadas al morir de este confuso y mal indicador. Me encontré entonces con Urelio Jimenez, del Blog Salmon, quien afirma, que el PBI se ha convertido en el indicador más utilizado para medir la riqueza de los países, el crecimiento económico de los mismos y su bienestar. Sin embargo, ¿es el indicador más adecuado para ello? Desde sus inicios, el PBI ha sido diseñado como una herramienta para cuantificar la producción de las distintas economías, y es relativamente efectivo en ello. Pero ¿también es un índice válido para medir el bienestar o puede dar lugar a errores de bulto?
Hasta mediados de los 30 no existía ningún indicador que permitiese medir la situación económica de un país. Ante este vacío, el economista ruso estadounidense Simon Kuznets, inventor de la contabilidad nacional, creó en 1934 una serie de indicadores, entre ellos el PBI, que permitían saber cuánto producía un país, cuánto consumía o cuánto ganaba.
Como sabemos, el PBI representa el valor de todos los servicios y bienes producidos por una economía durante un período de tiempo, normalmente un año. Se podría pensar que cuanto mayor es el PBI, mayor es la riqueza del país. Sin embargo, si nos paramos a comparar, países diferentes esto es aberrante.
El PIB es útil para medir la producción de una economía, pero por sí mismo y de forma aislada no es nada adecuado para medir el bienestar de la población o su desarrollo.
Existen actividades muy importantes en nuestra sociedad que al no estar remuneradas no son tenidas en cuenta por el PBI. El ejemplo más típico es el trabajo que efectúan las personas en el hogar. Pero si alguien paga por él contratando a un asistente del hogar sí aparece reflejado. Con el trabajo voluntario o con las actividades de trueque ocurre exactamente igual: el PBI; los ignora. Ya ni que decir la informalidad y todo lo que se supone tenemos de economía informal mafiosa en el Perú, como contrabando, minería delincuencial, trata de blancas, drogas, y un enorme etc. Es decir, lo que muchos denominan “La economía subterránea” que no paga impuestos y hasta produce “desbienestar”.
El PBI no mide el nivel de desarrollo, así como tampoco la calidad o el nivel de su sistema educativo o de su sanidad. Creo que la pandemia y las pruebas ECE del Minedu, que muestran fehacientemente y por años, incomprensión lectora y pésimas matemáticas a una muestra de millón y medio de alumnos y la Prueba Pisa son meridianos ejemplos del tema.
El PBI no mide el estado del medio ambiente, ni los daños causados en él o en los recursos naturales por la actividad económica desarrollada. En otras palabras, el PBI no informa de las externalidades, esto es, no refleja la totalidad de los beneficios y costes sociales derivados de la actividad económica.
Baste como ejemplo el ministerio del ambiente que ni siquiera ha podido ordenar todo lo que es la basura para reciclaje que se genera en los distritos y que es un foco enorme de contaminación y lleva años esta burocracia inepta.
El PBI tampoco mide la calidad de los bienes y servicios producidos. Sus números no tienen en cuenta qué se está produciendo exactamente o cuál es la calidad de lo producido. Esto impide, por ejemplo, comparar la producción entre distintas épocas. ¿Suma lo mismo una computadora o celular al PBI ahora que en los años 80? ¿Suma lo mismo un país de servicios que uno exportador de petróleo? La respuesta es negativa sin duda.
Hay más pero no quiero atosigarlos y más bien ¿Hay alternativa para este PBI y así medir el bienestar? Lo de Webb se encamina por allí.
El propio Kuznets, llegó en su momento a criticar el PBI preocupado de que no fuera la medida posible del bienestar de los ciudadanos.
Una alternativa para medir el bienestar podría ser el Índice de Desarrollo Humano, ranking que además del PBI incorpora otros dos factores: la educación de los ciudadanos y su salud. Estos tres factores son ponderados con el mismo peso y el índice en sí es bastante representativo del progreso de los países y, por tanto, del bienestar de sus ciudadanos.
Hay más, pero la burocracia internacional y adláteres, están cómodos midiendo la pobreza sólo monetariamente, pues para que hacerse bolas. Aquí la mayoría que opinan con este PBI son insufribles, calamitosos, burócratas y encima viven de ONGs y del Estado en mayoría. Les encanta el “statu Quo” y no estar yendo a hacer tanto “Trabajo de Campo”.