George Friedman dice que Moscú sigue con la cantaleta de usar armas nucleares en Ucrania. Hay quienes avizoran que también ello es posible en lo de Israel e Irán.
Lo que no se sabe, es si hay un alto grado de confianza en la nación atacante de que su adversario no puede o no quiere tomar represalias con sus propias armas nucleares; la capacidad del atacante para sobrevivir a una respuesta y si el ataque inicial sería lo suficientemente devastador.
Tal vez esto es lo que explica que no haya habido un ataque nuclear desde Hiroshima y Nagasaki, sentencia Friedman.
Y Moscú se ha negado hasta ahora a ejecutar un ataque nuclear. Pero no está claro si hay otros países que lo están sopesando.
La posición de Pekín sobre Ucrania ha sido mesurada. Se abstuvo en la primera votación de la ONU para condenar la guerra, en lugar de votar con Rusia.
Pero ello ha cambiado por el deterioro de las relaciones con Estados Unidos y a la necesidad de una nación aliada y un nuevo socio económico.
Pero hay una alianza entre estos países con un sutil proceso de cooperación complementarias para derrotar a un enemigo.
Y la alianza pretende establecer la capacidad de fortalecer significativamente una fuerza conjunta, para al menos debilitar a los EUU. Y ello no ha sucedido.
Y Friedman nos cuenta que después de un ataque en el río Ussuri, China formó un acuerdo antirruso con Estados Unidos en la década de 1970 que incluía un puesto de recopilación de inteligencia para Estados Unidos en China. Y por ello so de que Rusia planteara la posibilidad del uso de armas nucleares, y que China dijo que su uso contra Estados Unidos era razonable de considerar, creando una alianza meramente verbal entre los dos países sin comprometerse a nada.
Al alinearse temporalmente con Rusia y poner la carta nuclear sobre la mesa, Friedman cree que Pekín esperaba combinar una alianza verbal con Rusia con la percepción de que no toma la capacidad de Estados Unidos como un evangelio.
Tal parece que Washington se contenta con dejar que la guerra en Ucrania agote a Rusia y dejar que China se obsesione con sus propios problemas económicos.
Estados Unidos tiene alianzas en Europa y Asia, por lo que no necesita la complejidad de las alianzas anteriores.
Rusia y China pueden construir su alianza, pero lo más que pueden hacer es agitar el espectro de un ataque nuclear inverosímil. En lo de Israel e Irán, el tema es muy complicado y sin duda los EEUU tienen allí mucho que aportar. En todo caso las cosas han ido in crescendo y esperamos que al menos este espantoso problema para la humanidad se atenúe y redireccione como ha sido ya por tantos años.