Mohamed A. El-Erian, de la Universidad de Cambridge, Y profesor de la Wharton School, escribe para Project Syndicate, el cómo nuevamente la economía jugó un papel preponderante en la reciente elección de Donald Trump.
“Es la economía, estúpido”, es la famosa frase, acuñada por el estratega político James Carville, que sin duda ayudó a Bill Clinton a derrocar al presidente George H.W. Bush en 1992, cuando este había hecho una excelente labor en el ámbito internacional para los EEUU.
Y esto, señala el analista ,también ha creado las condiciones no sólo para que Donald Trump derrotara a Kamala Harris y para que los republicanos ganaran el control del Senado y la Cámara de Representantes, sino posiblemente también para que una contraélite instaure una nueva estructura de poder.
Y es que el resultado de las elecciones reflejó dos visiones aparentemente opuestas de la economía, ambas correctas.
Una “economía en forma de K” significa que las mejoras asociadas con un crecimiento sólido no se distribuyen de manera uniforme: algunos sectores y hogares prosperan, mientras que otros atraviesan dificultades.
Y los hogares con ingresos muy bajos han agotado sus ahorros pandémicos, están usando al máximo sus tarjetas de crédito y eso se acaba de publicar por revistas especializadas, no tienen reservas financieras y, por lo tanto, viven con un grado inquietante de inseguridad económica.
Hay datos de la IA, que la deuda de hogares ha alcanzado los US$ 20 billones, lo que incluye hipotecas, prestamos estudiantiles y de consumo. En promedio cada hogar tiene una deuda promedio de US$ 8,674 en tarjetas de crédito en un año.
Casualmente Michael Spence, el economista y premio Nobel, lo expresó bien en una conferencia reciente en la Judge Business School de la Universidad de Cambridge, señalando datos que ilustran la fragilidad financiera de la mitad inferior de la distribución del ingreso, dijo que los hogares que escuchan sobre el excepcionalismo económico en los medios tradicionales pueden tener una o más de las siguientes reacciones: «los medios no saben de qué están hablando», «los medios son parciales» o «los medios no son confiables».
El analista Mohamed cree entonces que los demócratas en los EEUU perdieron el control de la narrativa sobre la inflación. De poco sirvió decirle a la gente que la tasa de aumento de precios, aunque todavía positiva, había caído drásticamente desde su máximo de 2022, cuando sus preocupaciones estaban centradas en el nivel general de precios.
Para mayor Inri, en los EEUU esa bolsa que crece y crece, es decir los avances récord en el mercado de valores significan poco para los hogares que poseen pocas acciones, si es que poseen alguna.
Mientras tanto, hay un terrible auge en los precios de la vivienda que está lejos de ser una bendición para quienes buscan comprar su primera casa.
Si a esto se le suma que los economistas tradicionales también tenían pocas posibilidades de cambiar la opinión de los votantes sobre el otro gran tema de esta elección: la inmigración ilegal, que si ha apoyado el crecimiento pero entre los demócratas habían pocos que tenían la credibilidad para que este aserto fuera comprado como cierto.
Hay aún muchos mensajes importantes a desbrozar en la decisiva victoria de Trump y en los resultados de las elecciones generales asimismo que auscultar, pero de hecho las cosas ya no son lineales y menos regulares. El mundo está cambiando y es sin duda multivariable, con diversas ponderaciones de cada una de ellas más que nada las geopolíticas , dependiendo del contexto que cada vez es más global y a veces hasta confuso por los temas incluso de la Inteligencia Artificial que algunos ya claman que puede ser un verdadero “Pain in the Ass”.