Las estafas siguen in crescendo y hay más sofisticación hay con las llamadas por teléfono y el uso cibernético. Y la gente pese a las advertencias cae en las trampas de los fascinerosos.
Se señala que el problema es la codicia. Algo que muchos tienen un chip de ella en la cabeza. La tinka, la lotería, los casinos llenos incluso de ludópatas. La religión católica la consideraba un pecado capital, en el Islam se le prohíbe. Los budistas dicen que es un veneno del Karma malo.
En rigor, me quedo impresionado como pululan en las redes sociales avisos, utilizando por ejemplo figuras de gente importante, señalando que se han enriquecido con criptomonedas o cualquier cuento chino y siempre hay sonsonazos que muerden el anzuelo, a pesar de que de vez en cuando la SBS les advierte que ello es una estafa o los bancos advierten que jamás te piden tu número de cuenta por internet.
Carlo Ponzi fue un timador que inventó el método de la “Estafa Piramidal”. Creó la empresa Securities Exchange Company, con la que prometía intereses del 50% en 90 días: una oferta a la que pequeños y grandes inversionistas no pudieron resistir.
El esquema piramidal Ponzi, es una operación fraudulenta de inversión en que las ganancias que obtienen los primeros inversionistas son generadas gracias al dinero aportado por ellos mismos o por otros nuevos inversores que caen engañados por las promesas de obtener grandes beneficios. El sistema puede funcionar. Todo depende de la cantidad de nuevos inversionistas que se integren al negocio. Pero está condenado al fracaso.
La tulipomanía (tulpenmanie en neerlandés) o crisis de los tulipanes, fue un periodo de euforia especulativa que se produjo en los Países Bajos en el siglo XVII, en los años anteriores a 1637. El objeto de especulación fueron los bulbos de tulipán, cuyo precio alcanzó niveles desorbitados, dando lugar a una gran burbuja económica y una crisis financiera. En el estudio de la economía, se le considera la primera burbuja económica de la historia.
El relato de estos acontecimientos fue popularizado por el periodista escocés Charles Mackay, que lo reflejó en su libro Memorias de extraordinarias ilusiones y de la locura de las multitudes (1841).
En Project Syndicate, Harold James, profesor de Historia y Asuntos Internacionales por la Universidad de Princeton , está convencido que lo de la quiebra de FTX y lo de la burbuja de la Cia Mississippi; son análogos en tanto se sirvieron del marketing efectivo, el engaño y a la especulación financiera, dentro del esquema Ponzi.
A principios del siglo XVIII, el aventurero y economista escocés John Law, transformó el sistema financiero francés con un experimento monetario único y, en última instancia, catastrófico, que colapsó en una crisis inflacionaria en el verano de 1720. Con Francia endeudada, Law buscó estimular y desmonetizarlos. Al igual que FTX, esa empresa tan promocionada y bien “vendida” el esquema de Law , como primer truco, fue crear dos corporaciones que trabajaran juntas para inflar el valor de sus respectivas ofertas. En 1716, a Law le permitieron abrir un banco emitiendo billetes de papel que el gobierno aceptaría como pagos de impuestos. Luego creó una compañía con un propósito comercial genuino, es decir desarrollar un paraíso de recursos naturales y productividad en el Nuevo Mundo, la Mississippi Company.
Concedido el monopolio del comercio con las colonias francesas en América del Norte, financió sus operaciones emitiendo acciones que podían comprarse con papel moneda o con bonos estatales. Y asumió la deuda total francesa. Tres siglos más tarde, Bankman-Fried repitió el truco y eso es pasado reciente y vaya que de seguro traerá cola. Fundaron dos compañías, FTX y Alameda Research, que se apoyaron mutuamente, con FTX generando sus propios tokens (FTT), que podrían usarse como garantía contra préstamos. Bankman-Fried hizo grandes contribuciones a los políticos demócratas, mientras que otro ejecutivo de FTX, hizo donaciones igualmente a los republicanos. Ambos esquemas finalmente se desmoronaron, porque sus iniciadores emitieron demasiado de su dinero alternativo supuestamente superior. Y hay más. La cosa se pone aún más complicada por el uso de parte de “hackers” de la Inteligencia Artificial que copia voces y cosas iguales a la realidad y hasta puede hacer películas y cuanta chifladura pueden creer tantos que en este mundo los han agarrado de sonsitos.
Bernard Madoff, conocido como el” Monstruo de Wall Street “ha sido documentado por Netflix con su “Esquema Ponzi”. Con el esquema Ponzi, Madoff consiguió defraudar hasta 63.000 millones de dólares a una red inmensa de víctimas.
En la serie de Netflix, se destapa todos los misterios y las verdades ocultas de ese círculo de individuos con sed de dinero que participaron en la gran estafa. El documental cuestiona entonces la implicación de grandes personalidades que estuvieron detrás del multimillonario esquema, que podrían relegar entonces a Madoff como un mero chivo expiatorio del caso que le llevó a ser condenado a 150 años de prisión en 2009, hasta que una enfermedad terminal acabase con su vida en el 2021.
Los efectos de un esquema Ponzi acabaron quebrando las cuentas y/o destrozando las vidas de un sinfín de inversores particulares que depositaron su confianza en esta especie de deidad estadística de Wall Street. Todo un entramado de personajes o marionetas orquestadas por Madoff, entre famosos, empresas, o entidades financieras como el banco Sandanter, fondos de inversión y de pensiones u organizaciones humanitarias. Se conectan entonces una serie de perspectivas tanto de las personas que se vieron afectadas por la crisis, como de los que conocieron personalmente a Madoff, desde ese foco que apunta hacia la perversidad y oscuridad del personaje que acabó siendo atrapado en una obra infame y satánica. Tal vez por esta moda de estafa se señala que el ser humano es el único animal que se puede tropezar con la misma piedra dos veces, pues allí en su naturaleza está latente la “Codicia”.