Del 22 al 24 de octubre, Rusia albergará la décimo sexta cumbre de los BRICS en la ciudad de Kazán. Los BRICS se formaron en 2009 con cuatro miembros originales: Brasil, Rusia, India y China. Sudáfrica se unió en 2010.
Este grupo, que abarca el 30% de la masa terrestre del mundo y el 45% de su población, se creó para proporcionar un foro para las potencias industriales que estaban excluidas del llamado “Occidente colectivo” y su foro económico, el G7, una organización intergubernamental aparentemente compuesta por las mayores economías desarrolladas del mundo.
Sin embargo, China y la India son la segunda y quinta economías más grandes del mundo, y la economía de Brasil supera a las de los miembros del G7, Canadá e Italia.
El analista Alasdair Macleod, escribe un estupendo artículo: “Thoughts on the BRICS summit at Kazan”, en que comienza señalando que entre los temas que probablemente estarán en la agenda está una propuesta para crear una nueva clase de miembros asociados para gestionar la rápida expansión de los BRICS, al que unos cuarenta países ya buscan unirse.
Además, está lo del dólar para la liquidación del comercio transfronterizo, sobre la cual ha habido desacuerdo entre los miembros actuales.
El momento de la cumbre, tiene a Rusia probablemente ganando su operación especial en el este de Ucrania, por lo que la OTAN, liderada por Estados Unidos, o bien se lanza a la guerra total contra Rusia o bien busca una desescalada que le permita salvar las apariencias, afirma Macleod, quien cree que lo más probable es que se produzca una desescalada y se busque otro conflicto.
El conflicto en Oriente Medio apenas ha cumplido un año y no sólo Estados Unidos apoya a Israel, sino que Rusia también respalda a Irán.
Y sin duda ello es aún peor que lo de Ucrania. Y lo de Irán pone a los EEUU en una situación complicada. La moderación mostrada inicialmente por Irán puede explicarse en parte por la influencia de Rusia.
Y aunque Irán parece ser más independiente de su aliado que Israel, derrotar a Rusia sigue siendo un objetivo de Estados Unidos.
Este es el turbulento contexto de la cumbre del BRICS que tendrá lugar en Kazán a finales de este mes para Macleod.
Hay 40 naciones que han expresado su interés en unirse. Algunas de estas naciones son musulmanas o tienen grandes poblaciones musulmanas y están horrorizadas por la matanza de civiles en Gaza y el apoyo inquebrantable de Estados Unidos a Israel. Esto trae consigo los problemas prácticos de la integración.
Tal vez se podría argumentar que sería conveniente aceptar a más de diez países como países socios para dejar claro a los estadounidenses que han perdido el control de los asuntos mundiales.
La estructura de los BRICS requiere unanimidad en la agenda de la cumbre y obviamente no es adecuada para un número mucho mayor de miembros, por lo que el modelo de país socio tiene sentido.
Estas adiciones ofrecerían los beneficios de la membresía sin un veto de votación.
En todo caso el problema mayor es como reducir la dependencia del dólar para los pagos. Se sabe que el uso de las monedas de los miembros del BRICS en algún tipo de canasta con o sin un elemento de oro casi con certeza no logrará desplazar al omnipresente dólar. Además, debe existir un sistema de pagos confiable, libre de interferencias occidentales (es decir, estadounidenses).
Además de los sistemas de pago rusos y chinos diseñados para eludir las restricciones estadounidenses, los miembros del BRICS han estado trabajando en BRICS PAY desde 2018.
Este está pensado para funcionar como una plataforma de pagos digitales.
Pero, francamente, en seis años todavía se está planificando fusionar las CBDC, la digitalización y el dinero tokenizado con los pagos en monedas locales.
El proyecto es excesivamente complicado cuando lo único que se necesita es un sistema de mensajería interbancaria y una moneda que sustituya al dólar.
Esto está claro y de allí el Banco Popular de China, el Banco de Rusia y muchos otros bancos centrales comparten estas preocupaciones, evidenciadas por su venta de reservas en dólares en preferencia al oro como es de amplio dominio público mundial, hasta para el supuesto héroe banquero central del BCRP Julio Velarde que no compro en años una sola onza de oro y nadie entiende a la fecha el por qué.
Esto es reconocer que el oro es un refugio seguro frente a un sistema de moneda fiduciaria cada vez más inestable, que requiere nuevamente una moneda respaldada por oro.
El analista Pepe Escobar, ha señalado en un artículo para la Strategic Culture Foundation del 29 de septiembre:
“Está surgiendo una propuesta audaz: Rusia y China –los verdaderos líderes del BRICS– deberían anunciar en la cumbre de Kazán el mes próximo que respaldan una alianza yuan/rublo/oro: como si el mundo necesitara elegir entre la hegemonía de la OTAN o una alternativa del BRICS, mejor empezar con dinero sólido (real).”
Macleod señala que no puede juzgar la calidad de la fuente de Escobar. Pero para darle credibilidad, el informe fue publicado por Strategic Culture Foundation, un grupo de expertos de Moscú considerado como un brazo de los intereses estatales rusos en la lista de sanciones del Tesoro de Estados Unidos.
Yendo al grano, es obvio que ésta es la solución y el resto es mero ruido. En este contexto Macleod subraya sobre las consecuencias del nuevo patrón oro que debería darse y que está prolijamente puesto en el resto de su nota y que transcribo tal cual, porque es muy interesante en su planteamiento:
Suponiendo que la información de Escobar sea correcta y que el Estado ruso haya sancionado efectivamente su artículo, parece que China, que ha estado demorando su intervención en este asunto, finalmente está convencida por la posición de Rusia.
La reincorporación del oro al sistema monetario claramente favorece los intereses económicos de Rusia y va en contra de los de su principal adversario en la guerra.
Es sólo cuestión de tiempo, aunque sea por razones defensivas para proteger sus propias monedas, para que China y Rusia activen el patrón oro.
Desafiar al dólar con monedas respaldadas por oro también es una medida muy agresiva.
En cambio, un mecanismo de liquidación comercial del BRICS respaldado por oro podría ser un caballo de Troya, es decir, sólo una amenaza indirecta a la moneda y al sistema financiero de Occidente.
Inicialmente, el respaldo en oro se restringiría al crédito utilizado para la liquidación de transacciones comerciales entre los BRICS y los miembros y asociados de la OCS, si así lo decidieran.
Las tasas de depósito tendrían que ser lo suficientemente altas para garantizar que los saldos se mantengan y no se conviertan en oro.
Pero entonces se podrá recurrir a todo el poder de las reservas de oro chinas y rusas, tanto oficiales como fuera de balance.
Inevitablemente, este caballo de Troya se convertiría en una reintroducción en dos etapas del patrón oro, que eventualmente se extendería al respaldo del yuan doméstico en el caso de China.
Sería aconsejable que Rusia no hiciera esta distinción y respaldara su rublo desde el principio.
Sin embargo, sería un paso importante que pondría fin a la era de las monedas fiduciarias posterior a Bretton Woods.
Las razones que justifican una medida tan precipitada seguramente deben estar relacionadas con la creciente beligerancia de Estados Unidos, que amenaza con salirse de control.
Si bien la alianza occidental puede admitir a Ucrania, para Estados Unidos Israel es más particular y es mucho más difícil ver cómo se puede evitar un conflicto total con consecuencias económicas devastadoras.
Por lo tanto, puede que haya llegado el momento de destruir el dólar estadounidense, emasculando así su poder militar, y de proteger al yuan y al rublo de las consecuencias.
China probablemente está convencida de que este curso de acción es ahora inevitable.
Ella siempre ha preferido un enfoque evolutivo más paciente a la confrontación directa.
Sus mercados de exportación se verían amenazados por una crisis de la moneda fiduciaria en un momento en que ya existe una disminución del crecimiento de la demanda en los mercados occidentales.
Pero sabemos que los dirigentes chinos están menos convencidos de estas soluciones keynesianas.
Además, el plan a largo plazo de China siempre fue pasar de su dependencia de la demanda efímera de los mercados occidentales a desarrollar una revolución industrial en toda Asia, como la que disfrutó Occidente bajo estándares monetarios sólidos antes de la Primera Guerra Mundial.
La unión de los BRICS garantizaría que China, con Rusia a cuestas, tuviera acceso a todos los recursos necesarios, sin depender en absoluto de un Occidente en quiebra.
La cuestión, por tanto, es si ahora es el momento de poner en práctica ese plan, obligado por una combinación de creciente agresión estadounidense en Asia occidental y el Pacífico oriental, y la quiebra del dólar.
Debemos buscar pistas en Kazán para saber si la asociación chino-rusa ha decidido tomar la iniciativa a este respecto o simplemente dejar que la situación monetaria mundial siga a la deriva.
Sin duda en unos días más veremos qué pasa en la Cumbre de Kazán. Pero vaya que el mundo comercial y financiero andan en convulsión y algo se determinará. Son claros momentos cruciales para la salud económica y otros de los aspectos de las finanzas, seguridad, y el comercio del mundo entero.
