Por: Dennis Falvy // La letal droga zombi

por | Oct 9, 2023 | Opinión

El fentanilo es un opioide 50 veces más fuerte que la heroína y 100 más que la morfina. Se señala que una dosis de apenas 2 miligramos, equivalente a unos 15 grs de sal de mesa, se considera letal. Se dice que la droga provoca una pandemia de sobredosis en los USA.

Celia Hernando para el “Orden Mundial”, dice que el fentanilo mata cada año a miles de personas. En Estados Unidos, muchos pacientes a los que se les recetó para tratar dolores fuertes generan una dependencia por la que acuden al mercado ilegal para conseguirlo. Es un opioide sintético de fácil fabricación y bajo coste.

Originalmente se empleaba como analgésico para tratar dolencias fuertes, como las derivadas del cáncer o de cirugías. Pero por su bajo costo, se ha popularizado desde el mercado de drogas ilegales como añadido o mezclado con cocaína, heroína u otras drogas. Este producto a diferencia de los opiáceos, que son sustancias provenientes de la amapola, en este caso lo opioides, como el fentanilo, son sintéticos, se hacen en laboratorios.

Estadísticas señalan que en los Estados Unidos, 150 personas mueren al día por sobredosis relacionadas con opioides. En el argot de este mundo siniestro, se le conoce asimismo como la “Droga Zombi”.

Información disponible, señala que el   investigador belga Paul Janssen, sintetizó el fentanilo por primera vez en 1960. Durante la década siguiente, este opioide se introdujo primero en Europa como analgésico intravenoso, mientras que Estados Unidos lo aprobó en 1968. Con el tiempo entró al mercado ilegal debido, a su fabricación barata, la relativa facilidad de su tráfico y la adicción que generaba en pacientes a los que se les había recetado como analgésico.

El fentanilo ilegal se vende en polvo, en envases de gotas para los ojos o en pastillas, simulando los envases de otros opioides recetados. También mezclado con cocaína o heroína. Obtenido con receta médica, existe un alto riesgo de abuso y adicción. Sus efectos incluyen, primero, sensación de felicidad extrema, confusión o adormecimiento. Los efectos secundarios son más graves, comenzando por náuseas y sedación, y acabando con tolerancia, adicción, pérdida del conocimiento o incluso paro respiratorio.

Desde los 90´s la prescripción médica de opioides en Estados Unidos, para tratar dolores fuertes aumentó hasta hacerse rutinaria y problemática. Por ejemplo, la farmacéutica Purdue Pharma se declaró culpable en el 2020 de haber engañado al público durante años sobre la dependencia a la oxicodona bajo su marca OxyContin. Esto contribuyó a fomentar una epidemia de muertes por sobredosis de opioides en el país. A su vez, el caso mostró el poder del lobby farmacéutico y la escasa regulación en el sistema sanitario estadounidense.

El gobierno de los Estados Unidos y organizaciones, ha intentado hacer frente al mercado ilegal del fentanilo. China es el principal productor de sus componentes químicos, por lo que en 2019 el entonces presidente Donald Trump presionó en el marco de la guerra comercial para que controlara su tráfico ilegal.

El resultado fue una mayor exportación a México, donde los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación lo fabrican para su consumo en Estados Unidos. En este contexto, los Gobiernos de Joe Biden y Andrés Manuel López Obrador, firmaron en el 2021 el Marco Bicentenario para la Seguridad, la Salud Pública y Comunidades Seguras, que se sumó a otras iniciativas para combatir el narcotráfico. Hay republicanos, incluido Donald Trump, que han propuesto bombardear el territorio mexicano donde se produce el fentanilo.

La Administración Biden también ha adoptado medidas para contener las muertes por abuso de este opioide. Entre ellas están la venta libre de Naloxona, el principal medicamento para revertir las sobredosis, y 450 millones de dólares en programas para combatir la sobredosis y atender la drogadicción. Por otro lado, se han implantado penas drásticas por posesión ilegal. No obstante, el enfoque de prohibición y de “guerra contra las drogas” ha sido poco efectivo contra esta nueva amenaza nacional, relacionada con una sanidad poco accesible, poca regulación y el poder de la industria farmacéutica.

El fentanilo ha generado una importante crisis de salud pública. Según el Comité Económico Conjunto del Congreso, se estimó en 1500 billones de dólares en el 2020. Eso incluye el tratamiento, la prevención y la aplicación de la ley. Avances científicos pueden ayudar a reducir las muertes futuras mediante la creación de analgésicos más eficaces, la reducción de los efectos secundarios y el desarrollo de vacunas.

La dosis letal de fentanilo (2 mg) es tan pequeña que, en forma de polvo, su tamaño es menor que la punta de un lápiz. Más alarmante aún es el carfentanilo (un peligroso análogo derivado del fentanilo), que es 100 veces más potente y solo requiere 0,02 mg (el equivalente a unos pocos granos de sal) para ser letal.

El fentanilo tiene un coste de producción relativamente bajo (1000 dólares por kilogramo), pero alcanza un elevado valor de venta en la calle, de varias veces su coste. Además, muy fácil de mezclar con otras drogas como la heroína y la cocaína y puede hacerlas más potentes y adictivas.

Los traficantes de drogas suelen sintetizar análogos del fentanilo. Estas drogas son químicamente similares al fentanilo, pero tienen estructuras ligeramente diferentes que hacen que sean más difíciles de identificar y rastrear.

Se han documentado más de 1400 análogos del fentanilo. Esto hace que las fuerzas de seguridad tengan grandes dificultades para mantenerse al tanto de las últimas tendencias en la producción de fentanilo. Toda una amenaza vigente y encima “in crescendo”. Un verdadero y enorme “Pain in the ass”.


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