Por: Dennis Falvy // Los billones de Black Rock

por | Feb 1, 2024 | Opinión

BlackRock Inc. es una empresa de inversión multinacional estadounidense con sede en la ciudad de Nueva York. Fundada en 1988, inicialmente como gestora de activos institucionales de renta fija y gestión de riesgos empresariales, BlackRock es la administradora de activos más grande del mundo, con US$9.42 billones en activos bajo gestión al 30 de junio de 2023.

BlackRock opera globalmente con 70 oficinas en 30 países y clientes en 100 países. BlackRock es el administrador del grupo iShares de fondos cotizados en bolsa y, junto con The Vanguard Group y State Street, se considera uno de los administrado-res de fondos indexados Big Three, qué manejan el 17,5% de las acciones del mundo (siendo las 50.000 corporaciones el 60% de los benefi-cios del mundo), BlackRock representa aproximadamente al 7,7% del PIB del mundo.

Su software Aladdin realiza un seguimiento de las carteras de inversión de muchas de las princi-pales instituciones financieras y su división BlackRock Solutions proporciona servicios de gestión de riesgos financieros. BlackRock ocupa el puesto 184 en la lista Fortune 500 de las corporaciones más grandes de los Estados Unidos por ingresos.

Hay críticas diversas a esta empresa incluso de los estados   los estados de Virginia Occidental, Florida y Luisiana de EE. UU. han desinvertido dinero o se niegan a hacer negocios con la empresa debido a sus políticas

La compañía también ha enfrentado críticas por sus estrechos vínculos con la Reserva Federal durante la pandemia de COVID-19 y por prácticas anticompetitivas debido a sus importantes participaciones en tantas empresas.

En este contexto, la economía mundial está en la cúspide de una «revolución de la infraestructura», si hemos de creer a Larry Fink, el jefe de BlackRock, quien hizo la modesta predicción poco después de anunciar el 12 de enero que su firma adquiriría Global Infrastructure Partners (GIP) por 12.500 millones de dólares.

Esa compañía es el tercer mayor inversor en infraestructura del mundo, detrás de Macquarie de Australia y Brookfield de Canadá.

Sus activos van desde el aeropuerto de Gatwick en Londres hasta el puerto de Melbourne.

Fink no es el único entusiasmado con la industria.

En la última década, los activos bajo gestión de fondos de infraestructura se han multiplicado casi por cinco, hasta los 1,3 billones de dólares, según Preqin, un proveedor de datos.

Los fondos de pensiones y los gestores de patrimonio soberano se han visto atraídos por los rendimientos de la industria, que son atractivos y relativamente estables.

Más de la mitad de los patrocinadores encuestados por Preqin tienen la intención de aumentar la proporción de sus carteras asignada a la infraestructura. El negocio de inversión en infraestructura tomó forma en las décadas de 1990 y 2000.

Los gobiernos occidentales, con deudas crecientes, comenzaron a buscar inversores privados para adquirir y ayudar a rejuvenecer la infraestructura envejecida, desde aeropuertos y ferrocarriles hasta tuberías de agua.

La demanda de inversión en infraestructura se está disparando gracias a tres megatendencias. El primero es la descarbonización que requiere de unos 8 billones de dólares en lo que queda de esta década en energías renovables, como la solar y la eólica, así como en baterías para almacenarla y líneas de transmisión para transportarla.

También se necesitarán fuertes inversiones en instalaciones de hidrógeno, para producir combustible libre de carbono para aviones y barcos, y en la eliminación de carbono.

La segunda megatendencia es la digitalización.

Puede que el software se esté comiendo el mundo, como predijo una vez un capitalista de riesgo, pero para hacerlo depende de una gran cantidad de activos físicos, desde cables de fibra óptica y redes 5G hasta centros de datos.

En tercer lugar, la desglobalización.

Los esfuerzos para alejar las cadenas de suministro de China están estimulando la demanda de fábricas hambrientas de capital y nuevas infraestructuras de transporte para mover mercancías por tierra y mar.

En Europa, las preocupaciones sobre la seguridad energética tras la invasión rusa de Ucrania también han provocado una carrera por construir terminales de gas natural licuado para traer el combustible desde lugares menos beligerantes.

Toda esa demanda de inversión llega en un momento en que los balances de los gobiernos y las empresas están bajo presión.

Se espera que la pila de deuda del gobierno federal de 26 billones de dólares (98% del PIB) de Estados Unidos continúe expandiéndose durante la próxima década.

Muchos gobiernos de Europa también tienen una pesada carga de deuda.

Las tasas de interés más altas están haciendo que el servicio de esos pasivos sea más caro.

También están haciendo la vida incómoda a las empresas que se han atiborrado de deuda barata para obtener rendimientos para los accionistas.

La necesidad de desapalancarse limitará su capacidad para realizar grandes inversiones en los próximos años.

Los inversores en infraestructura están listos y dispuestos a llenar el vacío.

Hay más que analizar en este post complejo e interesante, el que ustedes pueden consultar aquí: https://www.economist.com/business/2024/01/18/why-blackrock-is-betting-billions-on-infrastructure

Como se señala entonces, en un mundo de deudas más caras, la forma en que los inversores en infraestructuras ganan dinero está pasando de la ingeniería financiera a una gestión más inteligente de los activos.

Y señalan que, para las empresas de infraestructura, el mero hecho de buscar activos también es cada vez más un placer.

Todo este material que es ignorado en demasía en nuestro país y me atrevería a decir en la región, está marcando un enorme cambio en lo que es la economía del futuro y ello a pesar de la enorme variable geopolítica a la que el mundo está sometido.

 

 

 

 

 


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