Vicente Nieves, para El Economista, señala que la banca central en los países avanzados está sufriendo pérdidas históricas. La fuerte subida de los tipos de interés está generando una pérdida contable de cientos de millones de numerario en Europa, que ha levantado mucha expectación entre analistas y el público en general. ¿Cómo puede ser que las entidades que ‘crean’ el dinero tengan pérdidas millonarias?
El ‘sinsentido’ puede ser aún mayor si se tiene en cuenta que son los propios bancos centrales los que están generando este ‘agujero’ contable con sus propias políticas.
Pero la respuesta es porque: «Las pérdidas millonarias de los bancos centrales son el precio que tienen que pagar para controlar hoy la inflación». Y eso lo señaló, el BIS, que es el banco central de los centrales. El BCE presenta pérdidas por 1,600 millones de euros, cubiertas por ahora con su colchón de provisiones.
La pérdida es que, además del interés, se han echado mano a sus balances en las últimas décadas como una herramienta para perseguir objetivos macroeconómicos y de estabilidad financiera. Se uso por ejemplo el QE por la crisis habida en el 2008, lo que con otras medidas inundaron de liquidez los mercados.
Apuntaban en su activo los bonos que adquirían, mientras que en el pasivo aparecían las reservas bancarias. Estas reaparecen en su balance en forma de pasivo, en cuanto los bancos comerciales las vuelven a depositar en su balance con el banco central.
A diferencia de los bancos comerciales, los bancos centrales no buscan beneficios, de modo que no pueden ser insolventes en el sentido convencional, ya que pueden, en principio, emitir más moneda para cumplir con las obligaciones en moneda nacional y no se enfrenta a ningún tipo de mínimos regulatorio de capital precisamente debido a su propósito único», explican los expertos del BIS.
«En consecuencia, los bancos centrales están protegidos de la quiebra ordenada por un tribunal y están respaldados indirectamente por los contribuyentes. Estas disposiciones permiten a los centrales operar con éxito sin capital y soportar períodos prolongados de pérdidas y patrimonio negativo. La historia ilustra claramente esto.
Varios centrales tenían capital negativo, pero cumplieron plenamente sus objetivos; por ejemplo, los bancos centrales de Chile, República Checa, Israel y México experimentaron años de capital negativo.
Entre 2002 y 2021, unos 10 de los 32 bancos centrales tuvieron patrimonio neto negativo, solo brevemente en muchos casos, pero durante más del 30% del tiempo en tres de ellos. Pero en todo momento se mantuvo la estabilidad financiera y de precios», señalan los expertos del BIS.
No obstante, el BiS advierte que los centrales no pueden quebrar, pero no son intocables. «Puede haber situaciones excepcionales en las que percepciones erróneas y la dinámica de la economía política puedan interactuar con las pérdidas y comprometer la posición del banco central.
Si hay una mala gestión macroeconómica y el Estado carece de credibilidad, las pérdidas pueden erosionar su reputación, lo que puede poner en peligro su independencia e incluso provocar el colapso de la moneda», sostienen estos expertos.
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