Recordaba con algunos compañeros de mi promoción del colegio La Inmaculada, aquello de Perico de los Palotes y Zutano y Mengano, entre otros. Eran pues, Fulano, Mengano, Zutano y Perengano, que eran utilizados al menos por los jesuitas de nuestro colegio en forma coloquial y en los comportamientos y en cierta forma por nuestros abuelos paternos.
Uno de nuestros eruditos nos señalaba que, en el vasto repertorio de términos enigmáticos, a “Perico de los Palotes”, se le usaba en España y Sudamérica, como una expresión. Es decir, el personaje era ficto. Nadie conoce de su inicio como tantas cosas que se transmiten por generaciones. Pero, tomamos la Tablet que uno de nosotros tenía y encontramos que hay referencias del siglo XVIII que vinculan a Perico con el chico que precedía a los pregoneros, tocando el tambor con dos palotes. Eso al menos hacia sentido.
Pero además las redes señalaban que, según Sebastián de Covarrubias, autor de «El tesoro de la Lengua Castellana», Perico era un «bobo que tañía con dos palotes». Este «bobo», el que tocaba el tambor, quedaba en la sombra del pregonero, aquel que se llevaba el sueldo y las propinas. La expresión se usaba como una declaración de indignación por un trato injusto, permitiendo al ofendido exclamar: «¿Qué pasa?, ¿que soy Perico el de los Palotes?»
Allí no queda la cosa. Para las otras 4 figuras también se señalaba, que sólo existieron en el imaginario. Y que eran formas gramaticales utilizadas para aludir al alguien de quien no se conoce sino poco de él o se le quería mantener en el anonimato.
Tal es así que lo de “Fulano”, su origen se remontaba al árabe “fulan”, que significa cualquier persona.
Entendimos entonces que ello se ha convertido en el comodín lingüístico por excelencia, utilizado para referirse a alguien cuyo nombre no conocemos o no queremos mencionar. Desde España hasta Hispanoamérica, la sombra de Fulano se proyectaba en innumerables conversaciones, siempre presente, pero nunca realmente conocido.
Mengano, se postula como el compañero inseparable de Fulano, también tiene sus raíces en el árabe. «Man kān», que significa «quien sea», define su esencia. Este personaje, en la mayoría de las ocasiones, se une a Fulano y Zutano en un trío que encapsula el misterio del anonimato. «A ese fulano y a ese mengano no los quiero ver por aquí», palabras que resuenan con desconfianza, como si su sola presencia trajera consigo un enigma indescifrable.
Con Zutano, el sabio desconocido; ello es derivado de «Citano», posiblemente del latín «scitānus», que significa «sabido», añade una capa de enigma adicional a la ecuación. Colocado en segunda posición después de Fulano en algunas ocasiones, su presencia nos deja con la pregunta: ¿qué sabemos realmente de Zutano? ¿O acaso su nombre mismo sugiere que siempre hay algo más que se sabe?
Y, Perengano, la fusión de lo desconocido es la palabra más reciente y menos usada de todas. Su origen es aún más intrigante, una fusión aparente del apellido Pérez con la palabra Mengano. ¿Qué pacto llevó a la creación de Perengano? Esta figura enigmática parece ser la más elusiva de todas, con un origen que se pierde en las brumas del lenguaje.
Se advierte entonces que estos personajes, y así lo aceptó el grupo de alumnos ex jesuitas, eran a todas luces ficticios, pero famosos sin duda y se nota que también tienen sus versiones en diminutivo y con apellido, quizás en un intento de darles una solemnidad que escapa a la esencia del misterio que representan. Fulanito, Menganito, Zutanito y Perenganito, nombres que suenan familiares, pero que nunca terminamos de conocer completamente.
La Tablet advertía que no se podía olvidar las contrapartes femeninas: Fulana, Mengana, Zutana y Perengana. Sin embargo, el uso de «fulana» a veces adquiere un matiz despectivo, asociado con referencias a cuando alguien se quiere referir a una mujer como prostituta: “finalmente resultó ser una fulana”. Una dualidad lingüística que revela la complejidad de nuestra relación con el lenguaje y sus matices.
Fue una conversación y búsqueda de información interesante para gente mayor, que a veces deja de lado la política y otros menesteres mundanos tan venidos a menos y que también tienen hijos, nietos y familia en general, para lo que este tipo de cosas a veces los asombra, a veces los deja pensando.
Y es que en los millones de años del planeta tierra, del que a duras penas se tiene registro de algunos 10,000 años ha habido tanto, por ejemplo lo de Malthus y sus progresiones aritméticas y geométricas en alimentos y aumento poblacional, o las increíbles guerras como las mundiales y tantas otras que incluso se llevan increíblemente en la actualidad y eso de la vida económica que prodiga bienestar y cada vez con mayores restricciones dado que de ser unos 2500 millones de pobladores a fines de la II Gran Guerra ahora vamos por los 8,000 millones y con India pasando en población a China y tantas otras cosas como es el caso de la robotización, la Inteligencia Artificial y la decisión de buscar espacio geográfico fuera del planeta, para el ser humano, por ejemplo en Marte.
Y es que los inmensos avances a todo nivel, para bien o para mal se ha efectuado por seres humanos, pues no creemos ni en Ovnis ni en extraterrestres. El problema es cómo va a dirigir esta elite humana existente y cambiante en su dinámica, los pasos siguientes cuando hay muchos Perico de los Palotes, por descuido de la orientación del deber ser y más bien el asomo cada vez mayor de las ideologías de izquierda nefastas y las ansias de un poder muchas veces probado que es efímero. He allí algo que le deberíamos preguntar a quien parezca un “Perengano” .