Al analista Jorge Baca, le parece grato que haya nuevo CEO en el BCRP y nuevo ministro de economía y eso por una mayor coordinación, ya que el deterioro institucional ha venido afectando las expectativas de los agentes económicos y por ende las inversiones y el horrendo caso de la seguridad ciudadana.
En rigor, las cuentas trimestrales no son nada halagüeñas.
Baca en reciente artículo analiza y prueba el por qué las cuentas de la macro peruana son tan irregulares. Señala que las trabas a la inversión privada, especialmente la minera, son la principal causa de este deterioro. La anunciada puesta en marcha de Tía María recién daría frutos en el 2025.
Afirma que la productividad de la economía se encuentra estancada, como consecuencia de los menores niveles de inversión privada y por el impacto de la pandemia sobre la educación. Además, el creciente número de obras públicas paralizadas o demoradas por los escándalos de corrupción, impiden que el país se beneficie con el impacto positivo que éstas deberían estar generando sobre la productividad. Por otro lado, la demora en la importación de fertilizantes para los pequeños agricultores, acompañada por las mayores temperaturas que vienen prevaleciendo en la Costa, han impactado negativamente la productividad del agro. En este contexto, no se avizora un crecimiento significativo del PBI potencial en el corto plazo y por lo tanto constituye el principal impedimento para una rápida salida de la recesión.
Una salida rápida del esquema recesivo sería el aumento del salario mínimo que registra una caída en términos reales de 18% desde sus niveles prepandemia. Sin embargo, esta medida sería contraproducente si no viene acompañada de un aumento de la productividad laboral y, además, restaría competitividad a las exportaciones, dada la relativa fortaleza del Sol frente al dólar. El aumento del salario mínimo se traduciría en un rebrote inflacionario, en la medida que los empresarios trasladarían el incremento de los sueldos en los precios de sus productos.
El MEF, en materia fiscal, puede reducir el gasto que desde el año 1996 al 2023 ha pasado del 10.4% a 12.8% y esto nos llevaría a los niveles de gasto prepandemia.
Este ajuste debe incrementar la productividad del gasto público para inversión en infraestructura y cumplimiento de la regla fiscal, y así no aumentar la enorme deuda pública que ya sobrepasa los US$ 80,000 millones.
En Política Monetaria, la Liquidez Total /PBI 1996-2023 es baja. Subió por los programas Reactiva a niveles del 60%, pero asimismo trajo inflación y obligó al BCRP a una política restrictiva.
Las aún elevadas tasas de interés vienen generando un aumento de la morosidad. Un aumento desmedido del salario mínimo podría agravar esta situación y generar un rebote inflacionario que podría poner en jaque la disminución progresiva de las tasas de interés de referencia del BCRP.
La política monetaria del BCRP tendrá que hilar fino con un potencial incremento del sueldo mínimo y la postergación de la reducción de las tasas de interés de la FED; lo que ha venido generando una progresiva alza del tipo de cambio.