Por: Dennis Falvy // Por una marca de tiza

por | Oct 23, 2023 | Opinión

Hace muchos años, en mis estudios de post grado en una prestigiosa universidad de los EEUU, en una clase de negocios, tomé nota de que Henry Ford tuvo que pagar una factura de US$ 10,000, muy alta en aquel entonces, a un ingeniero, pues le arregló un problema de su línea de montaje de autos con un “martillazo”.
La anécdota era buenaza e ilustrativa, pero resulta que si bien es cierto y el hecho sucedió, no fue un martillazo la ocurrencia sino una raya de tiza y el protagonista fue un excéntrico ingeniero, Charles Proteus Steinmetz, nacido en 1865, brillante matemático e ingeniero eléctrico alemán, quien fomentó el desarrollo de la corriente alterna que hizo posible la expansión de la industria eléctrica en Estados Unidos.
El Ingeniero formuló teorías matemáticas e hizo descubrimientos en la comprensión del universo que permitió a los ingenieros diseñar mejores equipos de aparatos electromagnéticos, especialmente transformadores y los motores eléctricos para uso industrial.
En 1894 diseñó la primera central hidroeléctrica trifásica de Norteamérica.
Hay información fidedigna que, en el campo de la geometría, estudió los sólidos resultados de la intersección de cilindros, conocidos como sólidos de Steinmetz en su honor. Cuando murió, tenía registradas más de 200 patentes a su nombre.
Se señala que, en 1902, se hizo profesor, a tiempo parcial, de la Universidad de Schenectady ubicada en el estado de Nueva York. Su trabajo ayudó a imponer la distribución de energía eléctrica por medio de tensiones alternas y no continuas como se hacía en la época.
En Estados Unidos adoptó la forma inglesa de su primer nombre y como segundo Proteus, el apodo que de niño le dieron sus profesores en alusión a Proteo, el sabio y multiforme dios marino cuya forma real es un anciano jorobado, que aparece en la Odisea. Y es que este caballero ilustre y genial, padecía cifosis y displasia de cadera, una discapacidad física que le daba una figura contrahecha y una estatura de sólo 150 cms, pero siempre fue apreciado por su inteligencia y sentido del humor.
Pues bien, este genio, se señala, que a comienzos del pasado siglo, le cobró una pequeña fortuna a Henry Ford por detectar el fallo de un generador eléctrico utilizando para ello una raya de tiza.
Y es que se señala, que las abultadas facturas que suelen cobrar los servicios técnicos por reparar aparatos tecnológicos no son “por apretar un tornillo”, sino “por saber qué tornillo apretar”. Un blog “Tecnología Obsoleta”, refiere que a inicios del siglo XX, Steinmetz, un excéntrico ingeniero trabajaba en General Electrics y que, junto a Thomas Edison o Nikola Tesla, es considerado uno de los padres de la electricidad.
Steinmetz no sólo tenía una gran fama como investigador, sino que además era considerado un técnico implacable. Por ello, cuando en una de las fábricas de Henry Ford comenzaron a tener problemas con un enorme generador eléctrico recién instalado, el famoso empresario no dudó en solicitar su ayuda.
Cuando llegó a la fábrica, pidió un sitio donde estar y por dos días se dedicó a escuchar el sonido del generador y a realizar incontables cálculos. Cuando terminó, pidió una escalera, cinta métrica y una tiza. Subió con esfuerzo a lo alto del generador y midió con sumo cuidado, colocando una precisa marca de tiza en una parte de la enorme máquina.
Tras ello, comentó a los escépticos presentes que era necesario desmontar una placa del lateral del generador y eliminar 16 vueltas de la bobina a partir del punto en que había realizado la marca de tiza. Los ingenieros de Ford siguieron sus instrucciones y el generador comenzó a funcionar perfectamente.
En un lapso, Henry Ford recibió una factura firmada por Charles Steinmetz, por un importe de US$ 10.000. El empresario, a pesar de agradecer el buen trabajo realizado por el ingeniero, devolvió la factura a General Electrics y solicitó una nueva y detallada.
Steinmetz respondió enviando de nuevo la factura a Ford con el siguiente detalle: Marca de tiza en el generador: 1 dólar. El saber dónde hacer la marca 9.999 dólares. Total a pagar: 10.000 dólares.
La factura fue abonada sin ninguna queja. Esto lo ratificó Jack B. Scott, hijo de un antiguo empleado de Ford, en una carta que envió a los editores de la revista “Life”, en mayo de 1965.
Y es que uno vale por lo que vale en concreto ¿no es cierto? Por lo que uno hace en un resultado. Cuanta falta de esto tenemos en el Perú. Máxime con los trabajos estatales de todo tipo. Da realmente pena, a veces rabia y las más de las veces desconcierta.


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