Son 17 elementos químicos. Aunque el nombre de «tierras raras» podría llevar a la conclusión de que se trata de elementos escasos en la corteza terrestre, algunos elementos como el cerio, el itrio y el neodimio son más abundantes.
Se las califica de «raras», debido a que es muy poco común encontrarlos en una forma pura, aunque hay depósitos de algunos de ellos en todo el mundo.
El término «tierra” no es más que un vocablo arcaico que hace referencia a algo que se puede disolver en ácido. Dicho de otro modo, «tierra» es una denominación antigua de los óxidos.
Ellas son utilizadas para fabricar una infinidad de elementos tecnológicos cotidianos como discos duros o baterías para vehículos eléctricos. Según el analista Marcos Moreno, ellas empezaron a descubrirse a finales del siglo XVIII, pero no fue hasta después de la II Guerra Mundial cuando se avanzó en sus aplicaciones.
Ahora las tenemos en los teléfonos móviles para que sean táctiles y emitan sonido y luz. Algunos son más abundantes que el plomo, el oro o el platino. Lo complicado, en realidad, es la división de estos elementos para conseguirlos en un estado lo más puro posible.
Ellas juegan un papel importante de cara al futuro. El lantano, uno de los 17 elementos, se utiliza para las baterías de vehículos eléctricos, y el itrio permite crear bombillas de bajo consumo.
En la misma línea, el iterbio entra en el proceso de fabricación de paneles solares. También son fundamentales para memorias de ordenadores, cámaras de vídeo y baterías de portátiles. Se emplean para autentificar billetes, colorante en vidrios y pinturas fosforescentes.
El monopolio de este producto subterráneo siempre ha sido de China, el país que tiene las mayores reservas del mundo y el que tiene mayor producción: un 60% de la cantidad que se comercializa en el planeta.
Otros países, como Estados Unidos, Brasil o la India, también tienen parte de la cuota de mercado. Y la Unión Europea está tratando de promocionar la inversión en ellas.