Por: Dennis Falvy // Se requiere un nuevo orden

por | Ene 29, 2024 | Opinión

En 1944, a las postrimerías de terminar la II Guerra, se celebró en el Hotel Mount Washington, en Bretton Woods, New Hampshire la histórica Conferencia monetaria y financiera, entre el 1 y el 22 de julio de 1944, la que estableció las políticas económicas mundiales que estuvieron vigentes hasta principios de la década de 1970, con la supremacía del dólar como acuerdo principal y la creación del FMI y Banco Mundial, los  que iniciaron operaciones en 1946 . Se fijó la paridad de US$ 35 la onza troy de oro.

Bretton Woods trató de poner fin al proteccionismo del período 1914-1945, que se inició con la Primera Guerra Mundial. Se consideraba que, para llegar a la paz, tenía que existir una política librecambista, donde se establecerían las relaciones con el exterior.

Estados Unidos concentraba cerca del 50 % del PBI mundial con menos del 7 % de la población. Al liberalizar la economía tuvieron con esto un mercado mundial para sus exportaciones, y tendrían acceso sin restricciones a materias primas vitales. Crearon el   famoso Plan Marshall, para la reconstrucción europea, que se veía como un mercado natural.

Todo esto sucedió, incluso con una Guerra con Corea en 1950 y una guerra fría con Rusia. En 1944, que se creó el FMI Estados Unidos era la superpotencia económica preeminente, y decenas de naciones en desarrollo de África y Asia aún no habían obtenido la independencia.

«Casi 80 años después, la arquitectura financiera global es obsoleta, disfuncional e injusta» e «Incluso los objetivos más fundamentales sobre el hambre y la pobreza se han revertido después de décadas de progreso».

El mundo de hoy está geopolíticamente fragmentado.

Más de tres cuartas partes de los actuales países del FMI y del Banco Mundial no estuvieron en Bretton Woods.

La economía de China, en ruinas al final de la Segunda Guerra Mundial, es ahora la segunda más grande del mundo. La India, entonces todavía colonia británica, es una de las cinco principales economías del mundo.

En agosto de 1971 se rompió el acuerdo de Bretton Woods y ello dio pie a monedas fiduciarias. Con el sistema de Bretton Woods y el siguiente sistema de petrodólares, Estados Unidos obtuvo un bloqueo casi global en el sistema monetario internacional.

Ello fue, por tener grandes déficits fiscales y a experimentar niveles de inflación crecientes, primero para los programas internos de fines de la década de 1960 y luego para la Guerra de Vietnam y comenzó el drenaje de su oro.

No había forma de mantener suficiente oro para respaldar toda su moneda para uso doméstico y, simultáneamente, respaldar moneda para expandir el uso global también.

A la idea de la moneda “Bancor” de Keynes, se inventaron los Derechos Especiales de Giro (DEG) como un conjunto ponderado de mone-das duras y como dinero del FMI.

El rompimiento que hizo Nixon, hizo que todas las monedas principales, incluido el dólar, se devaluaron radicalmente frente al oro y otros activos duros en la década de 1970 y se convirtieron en fiduciarias, un sistema monetario en el que no hay nada de valor en la moneda misma y es el gobierno que la posee quien le da su legalidad.

En 1974, Estados Unidos y Arabia Saudita llegaron a un acuerdo y, a partir de ahí, el mundo se puso en el sistema del petrodólar; una forma inteligente de hacer que un sistema global de moneda fiduciaria funcione de manera suficientemente decente. Con este sistema, Arabia Saudita y otros países de la OPEP, vendieron su petróleo exclusivamente en dólares a cambio de la protección y cooperación de Estados Unidos.

Por eso muchos países almacenan el exceso de dólares como reservas de divisas, que en su mayoría colocan en bonos del Tesoro de Esta-dos Unidos para ganar algún interés.

Estados Unidos debe tener déficits comerciales con el resto del mundo para sacar suficientes dólares al sistema internacional.

Muchos de esos dólares se reciclan para comprar bonos del Tesoro de los Estados Unidos y se almacenan como reservas de divisas, lo que significa que una gran parte del déficit federal de los Estados Unidos es financiado por terceros.

El sistema del petrodólar es creativo, por-que fue una de las pocas formas de hacer que todos en el mundo aceptaran papel extranjero para bienes y servicios tangibles.

Esto lleva a una cantidad desproporcionada de comercio mundial en dólares en relación con el tamaño de la economía de los EE. UU.

El sistema le da al dólar una demanda global persistente, un “privilegio  exorbitante” , mientras que otras monedas se utilizan principal-mente en sus propios países.

Esto es pues la ventaja de los EE. UU. por ser el país más poderoso del mundo y hoy parece que todo esto podría cambiar.

Con lo de Rusia y Ucrania la misma Janet Yellen pidió un nuevo Bretton Woods, donde ya no implicaría dejar los mercados a su suerte. No a la influencia geopolítica como el tema de chips y tierras raras. Los acuerdos de Reagan y el creer que China en la OMS seria provechoso, fracasó. En un reciente foro del BID para inversión responsable, Yellen quiere un “Friend Shoring”; es decir   que se colabore más con Latinoamérica para fortalecer las cadenas de suministro y cortar la dependencia con la China.

Desde la Segunda Guerra Mundial, el crecimiento económico global ha sido fuerte y generalizado, pero sus beneficios se han centraliza-do cada vez más cerca de la cima. La tensión sobre el medio ambiente natural se ha vuelto casi insoportable generando nacionalismo primitivo y anhelo de autarquía.

n en los pilares de un nuevo orden mundial, que permitió décadas de crecimiento económico sin precedentes compartido por gran parte del mundo. La similitud más clara entre estas dos crisis es que sólo pueden aliviarse a través de la cooperación internacional. El desastre de 1930 había sido instigado por políticas autárquicas. Y se me acabó el espacio. Lean el post que postula el cierre de brecha entre los EEUU tivos definidos.

Alejandro Stubb, ministro de Asuntos Exteriores de Finlandia, para el Financial Times advierte como error, que el mundo está unido en su apoyo a Ucrania, pese a que 140 de los 193 miembros de la ONU condenan a Rusia.

Pero los 35 restantes son más de la mitad de la población mundial. Y sólo 40 países, mayormente occidentales han impuesto sanciones a Rusia.

En el Occidente global, Estados Unidos, la UE y sus aliados, aproximadamente 50 países, quiere preservar el orden liberal existente.

En el este global, China, Rusia, Irán y alrededor de 20 países, quieren deshacerse del orden liberal y crear nuevas reglas e instituciones que tengan menos que ver con compartir la soberanía y más con el poder y la transacción estatales tradicionales.

En eso y en el nuevo Bretton Woods está el mundo, al cual se le agrega lo de Israel en guerra, un pernicioso y complicado suceso para la paz mundial.

 


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