Escuche al “apodado Porky” señalar que el gordillo del MEF no debe ser cambiado en esa cartera, pues ya entró a la cancha y debe de haber aprendido en ella. Extraño que un empresario de éxito sea tan poco evaluador de este tipo que ni siquiera aclara la barbaridad de que le quieren meter más de 3000 millones de dólares a Petroperú a fondo perdido con un directorio de “pánico” y ligado a la masa laboral de esa quebrada empresa.
La verdad que es increíble este nivel y en este caso del alcalde Porky, que me da la impresión de que no está muy claro en muchas cosas de economía y su asesoría debe de ser menos que regular.
En rigor, redundar puede ser bueno o no. Y muy a mi pesar, tengo que hacerlo, pues el ministro de economía, la verdad es que tiene confianza negativa y es un sofista. Dijo recientemente, que como el PBI creció diminutamente a fin de año y todos sabemos que es por la minería que subió el PBI general en algo.
Ya era trágico ver que los que se preocupan de la parte fiscal, es decir el Consejo Fiscal de actuación apenas unos años y fomentado por el propio FMI, le llamara la atención al ministro gordo este, vía su presidente, de un pequeño chanchullo con adelanto de utilidades del Banco de la Nación, para reducir en algo el déficit fiscal del año pasado.
El ministro respondió como si fuera de callejón y no es la primera vez que se desborda. Esa llamada de atención en la CADE pasada, fue el colmo de la falta de respeto al sector empresarial y yo recién me enteré de que este ha sido por meses viceministro de economía en el MEF. Mucho “Peso Muerto” acarrea este individuo.
Tal vez por ello valga la pena, recordar lo que escribí hace un lapso sobre la banca de consumo chilena, que irrumpió en el Perú cobrando por préstamos a 3 años; 600% de tasa efectiva, sin derecho a prepagar la deuda y renuncia ex ante del beneficio de excusión para temas de garantes. Eso era escandaloso. Y es un recuerdo para que se note la dificultad que tenemos de comunicar “en sencillo” temas complejos de la economía que enfrenta un mundo multivariable y ahora con incidencia geopolítica.
En lo de la Banca de Consumo, incipientemente chilena, la gente ávida de dinero y por consumo hacía cola. Me paseé por la TV y escribí en diarios, explicando de manera correcta el escándalo que esto era, aunque no era usura, pues la ley de banca en 1991 dejó libertad de tasa de interés y demás cosas al sistema financiero y parece que nadie entendía eso que para mí era pan de cada día.
Me invitó entonces el pequeño César Hildebrandt, a su rankeado programa en ATV y este chato era el peor crítico de la economía y por ende odiaba a casi todos los economistas. Tanta presión de que no me dejaba entender con el ciudadano de a pie, me hizo, que en su programa de full rating, señale que ese banco chileno te prestaba para 1 televisor y tú le tenías que devolver 6 y de yapa un radio. Sin duda la chunté. Me había comunicado con el populorum, y claro hubo aplausos y felicitaciones para el “economista”.
Cuando uno se inicia en el “undergraduate” de la carrera de economía, le cae de porrazo los inicios de la macro y microeconomía, con textos complicados que suponen al menos una base de cálculo infinitesimal y algunas matemáticas de yapa.
La curva de transformación, los bienes de Giffen, el multiplicados de Lagrange, las funciones homogéneas de grado uno, la IS y LM, las curvas de indiferencia, el Ingreso real en diversas versiones de Hicks, Marshall y Slutsky, y en fin tantas otras cosas, le anuncian a uno que esta denominada Ciencia Social, no es nada fácil.
Pero uno avanza en el tiempo y conoce a los Clásicos, como Adam Smith y Ricardo, o si quieres a los keyenesianos, a Karl Mark a Friedman, al gran Leontief, a la escuela austriaca con Hayek, la autogestionaria de Vanek y tantas cosas más.
Hasta que por esas cosas del destino y aunque hay economía del bienestar con los contornos de Bergson, econometría de altísimo nivel, preferencias lexicográficas y tópicos de micro y macro, entre otras yucas, ello hace recordar que esos textos primigenios de Paul Samuelson o de Rudi Dornbusch con Fisher del MIT, ya parecen poca cosa.
Y entonces con el tiempo la economía es el PBI con sus 80 años a cuestas del ruso americano Kuznets; Phd de Harvard que decía que ello no era para medir bienestar, las Rin, el déficit fiscal, la balanza de pagos y tantas tonterías más, como lo que es rentabilidad y apalancamiento financiero que muchos confunden en su esencia.
Y hasta pontifican con la curva de Philips o el índice de desigualdad de Gini. O si quieres el tema de las monedas fiduciarias, y el acuerdo con los árabes y “petrodólares” cuando en 1973 se rompió el acuerdo de Bretton Woods.
Simple aritmética, inventos de cálculos del PBI e indicadores, porcentajes, todos tienen su bola de cristal. Y a eso se le suma la flexibilización monetaria por la crisis Sub Prime y la pandemia y la tormenta parecía perfecta, pero los EEUU están bajando su inflación y tienen casi full empleo y eso alborota el cotarro para algunos economistas, además con las criptos como bitcoin y la de los centrales con el método “blockchain”.
Hay más cosas que se salen del libreto. Mas que nada por la IA, robotización, problemas geopolíticos y lo del clima. Pero el Perú tiende a ser un Estado paquidermo y lleno de vicios y narcos.
Por ello el gordito del MEF sacó a todos del esquema, cuando metió en la suba cuantiosa del limón hace meses, a mariscos como sustituto del cebiche, siendo ese producto escaso y por si fuera poco señaló que: “Necesitaba que el Congreso le dé el OK a US$ 10,000 millones de deuda adicional, para postergar obligaciones y no tener que hacer ajustes presupuestales”.
Justo lo contrario de lo que se debiera hacer. Parafraseando a Clemencau: “La economía es tan importante, que no se la puedes dejar en manos de economistas”. Y menos si están con tanto sobre peso y faltos de gestión y sano criterio como adolece sin duda este gordillo.
