Por: Edgar Alarcón Tejada / Según datos del Banco Central de Reserva del Perú con respecto a sus cálculos relacionados al Programa Reactiva Perú, que está dirigido a apoyar financieramente a las micro, pequeñas, medianas y grandes empresas en estos duros momentos de paralización en seco de nuestra economía con motivo de la cuarentena sanitaria decretada por el Gobierno por el Covid-19, uno de cada cuatro soles de ese voceado programa ha sido dirigido para beneficiar a las micro y pequeñas empresas.
Los montos así presentados, parecen positivos y dignos de ser destacados como un logro más del Poder Ejecutivo. Sin embargo, como una de las funciones del Congreso es fiscalizar, cabe preguntarse, con un ápice de ironía, si “será verdad tanta mentira”.
No es que dudemos de los datos proporcionados por el BCR, que a lo largo de los años ha sabido manejar con profesionalismo su importante labor en el aparato financiero y económico del país. Pero sí nos permitimos, en el marco de la función de chech and balance (o control de poderes constitucionales) que nos asiste, contextualizar mejor esos números.
En primer lugar, de lo dicho se desprende que tres de cada cuatro soles han sido dirigidos a atender a las pequeñas y, fundamentalmente, a las grandes empresas.
Resulta también evidente que las entidades bancarias por medio de las cuales se implementó en un inicio este programa de socorro financiero, sólo atienden a empresas con sólidas espaldas crediticias (medianas y grandes empresas), cuyas sedes se hallan fundamentalmente en la capital.
Todo parece indicar que, como desde la Colonia, o si prefieren, como desde la República Aristocrática, se sigue pensado el Perú como si el país fuese Lima, como si Lima fuesen solo tres o cuatro distritos ubicados en los sectores financieros más exclusivos de la capital, y estos sectores financieros sólo tuvieran ojos y bolsillos para la economía formal. En suma, parece que siguiéramos pensando en el país como si todo el territorio nacional fuese como La Molina, Surco, San Borja, San Isidro y Miraflores.
Cabe preguntarse, entonces, ¿qué pasa con el resto del Perú? ¿Por qué no se incluyó desde un inicio dentro de los canales financieros a las cajas municipales y el sistema cooperativo nacional? ¿Qué sucede con los peruanos del Perú profundo del que hablaba Belaunde? ¿Quién apoya a los peruanos que integran ese torbellino variopinto de “Todas las
sangres” de las que nos habla Arguedas?
Al mejor estilo del gobierno Fujimorista, que dinamitó el sistema mutualista y cooperativo del Perú, afectando a millones de hogares populares de todo el país que tenían en esos mecanismos financieros acceso a dinero fresco para sus proyectos de emprendimiento, así también el gobierno de Martín Vizcarra ha dado muestras de total anosmia social, de absoluto daltonismo político y de total falta de criterio histórico, al direccionar de manera lamentable los créditos del programa Reactiva Perú fundamentalmente a través del sistema bancario, que conforman entidades estas que no atienden los requerimientos de los pequeños agricultores, de los pequeños comercios informales (que son la mayoría
en el país) o de ciudadanos de a pie que viven el día a día procurando llevar sustento a sus familias.
Entre los beneficiarios del dinero de Reactiva Perú figuran grandes estudios jurídicos limeños, congregaciones religiosas que cuentan con cientos de colegios en todo el mundo, universidades particulares exclusivas, redes hoteleras que habían sido beneficiadas previamente con suculentos contratos con el Estado durante la cuarentena sanitaria, etc. etc. Un puñado de privilegiados y millones de peruanos que continúan en el abandono y el desprecio históricos.
La presencia de la Ministra de la cartera de Economía y Finanzas este martes, servirá para transparentar este manejo inequitativo de los recursos de todos los peruanos, que, hoy como ayer, provocan indignación de los ciudadanos bienintencionados del país, pues evidencian que en el Perú venimos caminando en círculos, y que no hemos aprendido nada de los sucedido a lo largo de nuestra historia patria. La República Aristocrática, de la que hablaba Basadre, continúa no agazapada, sino en pie y vigente, dirigiendo y sesgando los destinos del Perú.
(*) Congresista de a República.
