La vacancia de Jorge Múñoz era de esperarse, no solo por haber cobrado la famosa dieta de Sedapal, sino por no haber cumplido sus promesas de campaña. A esto se suma una larga lista de denuncias y cuestionamientos que fue arrastrando desde el 01 de enero de 2019, día en que se sentó en el sillón municipal de “Limaflores”.
En los casi cuatro años que estuvo como alcalde de Lima, la administración de Muñoz Wells no pudo emprender una gestión competente y mucho menos pudo realizar obras emblemáticas para la ciudad. Como muestra de esto quedará un absurdo puente peatonal en la Costa Verde que llevará su nombre para recordar su incapacidad. Tampoco pudo controlar la delincuencia, el desorden, las mafias que operan en Mesa Redonda y en la Avenida Aviación, y ni hablar de la prostitución que a pocas cuadras de la sede central de la Municipalidad de Lima campea con una oferta internacional.
Entre las perlas negras de Jorge Múñoz, aparecen varios informes de Contraloría, como las observaciones —en mayo de 2019— sobre las contrataciones de su personal de confianza que terminó con la insólita Resolución de Alcaldía N°140, que ordenó dejar sin efecto el “Clasificador de Cargos”, con lo cual crearon uno nuevo para proteger a sus allegados. Esto provocó que la 2da Fiscalía Penal Corporativa en Delitos de Corrupción de Funcionarios abriera una investigación. Contraloría también halló presunta responsabilidad penal en Jorge Muñoz por haber designado irregularmente al Gerente General del Patronato del Parque de Las Leyendas, Juan Carlos Ampuero.
Pero Muñoz también aprovechó el cargo para conocer más el mundo. Siendo alcalde viajó en estos dos años de pandemia a Santo Domingo, España, Colombia, Francia y Estados Unidos. Imagínense si no hubiera existido el coronavirus, la cantidad de dinero que se hubiera gastado en sus viajecitos. En su gestión también sucedió un hecho lamentable, la muerte del niño Josué que tenía dos años de edad en julio de 2020, y que cayó en un pozo de agua que se encontraba cubierto de maleza en un parque de Lima. Hasta el día de hoy no existe ningún responsable.
Y si nos preguntamos ¿qué hizo por la cultura?, la respuesta es rotunda: absolutamente nada. Entre excusas y los grandes gastos que produce la Gerencia de Cultura de la Municipalidad de Lima, el dinero solo se ha ido en contrataciones absurdas y pagos a personal que durante estos casi cuatro años no ha generado ningún impacto positivo en la ciudad.
Guardando las distancias, el caso de Muñoz nos recuerda mucho a la película de ficción de Al Capone, que cayó en prisión por el cargo de evasión de impuestos y no por el fraude y los asesinatos que cometió. Finalmente, la vacancia de Muñoz se da porque habría cobrado sus dietas semanales como director de Sedapal, mientras percibía su sueldo mensual como burgomaestre de Lima Metropolitana. Según la ley, es un hecho ilegal que está establecido en el artículo 22º numeral 10 de la Ley Orgánica de Municipalidades.
Lo más triste es que ni el gringo Karl podrá remplazarlo. Pero Lima ya tiene un nuevo alcalde y se llama Miguel Romero (y a todas luces será otro gran problema para la ciudad).
(*) Periodista y director de la revista Lima Gris