Han pasado nueve meses desde que Jesús Maldonado llegó al sillón municipal del distrito más poblado del Perú. Durante varias semanas estuvo anunciando en los medios que San Juan de Lurigancho debía ser declarado en Estado de Emergencia, que la militarización era la única solución para combatir la delincuencia y el sicariato. Dos días después de declararse Estado de Emergencia en SJL, el alcalde, con el rostro arrepentido, menciona frente a cámaras que las restricciones aplicadas por el Gobierno están perjudicando a los empresarios del distrito. Esto no es una broma, es una realidad y es una clara muestra de la improvisación e ignorancia del alcalde Maldonado.
Desde hace varios meses hemos señalado que el alcalde Jesús Maldonado no solo no tiene un plan de seguridad, sino que tampoco cuenta con un plan cultural ni económico, y mucho menos se ven plasmadas sus promesas de campaña. Recordemos que prometió un Parque industrial, un Terminal Pesquero, más comisarías y elevar el estándar del serenazgo. Nada de eso se viene realizando.
Si bien SJL solo cuenta con nueve comisarías para una población de 1 millón 300 mil habitantes, desde la Municipalidad de San Juan de Lurigancho durante estos nueve meses solo se estuvo solicitando al Gobierno de Dina Boluarte la presencia de las Fuerzas Armadas para que patrullen las calles con la finalidad de combatir la delincuencia. Es decir, SJL estuvo en piloto automático mientras su alcalde posaba frente a las cámaras repitiendo una y otra vez “Estado de Emergencia”.
Al final, han pasado ya tres días del supuesto Estado de Emergencia y hasta hoy no se ha visto militares en el distrito. Lo único que resalta en las calles es la presencia de efectivos policiales que se encuentran en las estaciones del tren de la Línea 1 y en puntos estratégicos de las avenidas principales, hablamos de Próceres de la Independencia y la Av. Wiesse. Lo prometido por el Gobierno parece un cuento. Como lo señaló el congresista Anderson “esto es un monumento a la improvisación”.
El ‘Plan Boluarte’ parece una hoja en blanco, un ensayo que buscaba una respuesta de aprobación, pero lo que viene recibiendo son cuestionamientos directos contra un premier y una presidente que retorna al país con la imagen golpeada. Estados Unidos no resultó ser el “sueño americano” para Dina Boluarte, más bien fue una pesadilla donde distintas voces le gritaron “Asesina”.
Los peruanos, con los años, hemos aprendido que algunos de los verdaderos cabecillas de la delincuencia no se encuentran en las calles, si no en las instituciones del Estado, ocupan importantes cargos e, incluso, a veces, gobiernan el país. Basta echar una mirada al penal Barbadillo, sus inquilinos son tres expresidentes: Alberto Fujimori, Alejandro Toledo y Pedro Castillo. Creo que ya es tiempo de declarar al Estado en Estado en Emergencia, y que Dios nos ayude.
(*) Periodista y director de la revista Lima Gris