Por Eran Yuvan
¿Qué tienen en común las manzanas bañadas en miel, la cabeza de pescado y las semillas de granada? Adivinaron, todos ellos son alimentos básicos que se utilizan en la celebración de Rosh Hashaná, el Año Nuevo judío.
Rosh Hashaná – que se celebra en todo el mundo tanto por judíos seculares como religiosos – marca el comienzo de las Altas Fiestas. Durante miles de años, este período ha sido un tiempo no sólo de festividades y familia, sino también, de autorreflexión y arrepentimiento durante el cual cada persona, recuerda sus defectos del año pasado y establece metas de superación personal para el próximo.
Durante este tiempo en el que el pueblo judío se sienta con familiares y amigos a comer manzanas bañadas en miel para simbolizar el deseo de un dulce año venidero, y los rabinos de todo el mundo dirigen a sus congregaciones en oración preparando el camino para recibir Yom Kipur – el Día de la Expiación. Reflexionamos sobre el pasado y oramos por un mañana mejor a nivel individual, a nivel comunitario e incluso a escala global.
La festividad de dos días de Rosh Hashaná (este año, el 16 y 17 de septiembre) marca 5784 años desde su creación. Al conmemorar el amanecer de la Tierra, es natural mirar colectivamente hacia atrás, al año que hemos compartido y al año al que aspiramos.
Muchos acontecimientos preocupantes afectaron a la humanidad durante el año 5783: desastres naturales y crecientes desafíos climáticos, la financiación por parte de Irán del terrorismo internacional junto con sus actividades nucleares, la creciente intolerancia hacia los demás, perturbadoras disputas dentro de las naciones y guerras en curso entre países.
Es en este momento, al comenzar un nuevo año, cuando naturalmente miramos hacia adentro para evaluar nuestras acciones, pero también nos corresponde mirar hacia afuera para ver cómo podemos marcar la diferencia.
Juntos debemos comprometernos a continuar y ampliar las iniciativas que hacen del mundo un lugar mejor y más estable, por ejemplo, los Acuerdos de Abraham. Este marco de Medio Oriente, cuyo tercer aniversario se cumplió hace unos días, ilustra el valor de dejar de lado las diferencias y optar, en cambio, por la cooperación, la aceptación y el crecimiento mutuo.
Estos principios pueden guiarnos hacia adelante en este nuevo año, tanto a nivel personal como mucho más allá. Israel espera que otros sigan sus pasos y alentamos a nuestros vecinos de la región, a unirse a nosotros en el camino hacia un Medio Oriente más estable que proporcione prosperidad y oportunidades para todos.
A medida que se acerca el mayor escenario mundial dedicado a abordar la crisis climática, la COP28 (la Conferencia de las Partes de la Convención sobre el Cambio Climático), tenemos la oportunidad de liderar con colaboración, demostrando una vez más que juntos somos más fuertes.
Asimismo, Israel espera promover aún más iniciativas, especialmente a través de MASHAV, su programa de cooperación para el desarrollo internacional – que ya tiene 65 años, y que permite llevar la experiencia israelí a quienes la necesitan y ayuda a garantizar que nos fortalezcamos colectivamente.
En Perú, nuestro programa de cooperación ya ha llegado a más de 5.000 profesionales formados con MASHAV en sectores como agricultura, agua, educación, salud, innovación, emprendimiento, seguridad ciudadana y más.
Esperamos seguir fortaleciendo las relaciones entre Israel y Perú en diversos ámbitos, y contribuir a reducir las brechas sociales, digitales y educativas en favor del desarrollo y de las poblaciones vulnerables.
Les deseamos a todos «Shanah Tovah» – un feliz año nuevo.
(*) Embajador de Israel en Perú