Desde esta columna de la RAZON le decíamos al Señor ministro Alex Contreras, que reflexione, ahora ya es tarde.
Dijimos que las proyecciones del MEF venían fallando, proyectó un PBI 2023 de 3% a 3.5% apoyado por el plan Con Punche Perú, sin embargo, no tenía proyecciones claras para el cierre 2023 y cambio a 3.1% luego 2.6% bajando a 2.4% para modificarlo a 2% llegando a 1,5% y finalmente 1.1% o 0.5%, según la intensidad del fenómeno del niño.
El MEF venía haciendo proyecciones irreales generando desconfianza empresarial y por el contrario debió dar pronósticos que sean una guía confiable para formular y medir la repercusión de la política económica, debido al efecto con el que influye en la economía.
El ministro, sin sustento afirmaba: “Nosotros nos mantenemos en que va a haber una recuperación en el tercer y cuarto trimestres; esto va a ir mejorando porque hay señales de recuperación”.
Sin embargo, el comportamiento del PBI nos dice que cerrará el 2023 por debajo del 0%. El MEF alista créditos suplementarios y entrega de obras de prevención ante desastres recién en noviembre.
El anuncio de una recesión en la economía por parte del Ministerio de Economía confirma el progresivo deterioro que se le advirtió hace casi 10 meses.
El señor Contreras siempre negó esta posibilidad y ha aplazado su previsión de crecimiento anualizado de 2023 recién hasta enero de 2024, aun cuando los porcentajes de septiembre no serán distantes a los de agosto (-0,63%) y julio (-1,29%).
Las calificadoras y consultoras señalan un PBI 2023 del 0%: Moody’s (0,6%), Barclays (-0,6%), BBVA Research (0,4%), Macroconsult (-0,2%), Thorne & Asociados (0,4%), (IPE -0.8%) entre otros.
La caída del PBI implica menos ingresos para las personas, bajo consumo, menos inversión y desempleo generalizado. Lo que sí crecerá es la pobreza.
Un factor clave de la desaceleración es la reducción de los salarios de los trabajadores en términos reales, ya que no se han ajustado a los niveles de inflación. Esto deriva en un menor poder adquisitivo y, por otro lado, en una disminución de ventas de las pequeñas y microempresas.
Una recesión afecta a aquellos rubros donde hay más empleo que constituyen la principal fuente de ingresos para la mayoría de los ciudadanos. Así, golpea fuerte los bolsillos de las familias.
Una de las consecuencias será la caída de la campaña navideña en comparación con años anteriores. Cabe precisar que la recesión que atravesamos implica una caída del 9% en los sectores de industria, construcción y agricultura.
Pero si aparece el desastre de El Niño el próximo año, las condiciones para crecer más allá del 2024 también estarán limitadas.
Es inadmisible que, durante 10 meses, el ministro de economía nos haya asegurado que todo estaba bien, que el país crecería, que habría un rebote de la economía, aunque los indicadores decían lo contrario.
La pregunta es ¿debe permanecer el ministro en el cargo ante los hechos o es insostenible? La verdad es que necesita alguien capaz de implementar políticas públicas que permitan dejar la recesión y plan económico de salvación nacional consensuado.
El Ministerio de Economía y Finanzas no reconoció la recesión, habrá que preguntarle al Señor Contreras, no se dio cuenta, que había un conjunto de indicadores que mostraban que esto era una recesión. Acá también tienen responsabilidad su equipo económico y los vice ministros de economía y hacienda con varias direcciones generales del MEF.