El ruido político genera precariedad de las autoridades. Hace creer que las reglas de juego pueden cambiar inesperadamente, afectando a la inversión privada; tenemos corrupción que es una variable no económica que genera temor por el riesgo.
El 2022 por falta de estabilidad y confianza, se prevé un PBI del 2.0% según el BBVA Research, Credicorp dice 2.5%, FMI 3%, Macroconsult 2% y 3%. Esto significa que la actividad económica ingresa a un estancamiento.
La incertidumbre política provocada por el Gobierno y el Congreso, toca la estructura del Poder público y privado, adicionándole la inacción de la Justicia, sobre hechos de corrupción lo que genera desconfianza; si se pierde la confianza factor clave cae la inversión y el consumo, cayendo la recuperación de la actividad económica.
Estamos en crisis y hay responsables como la profesión del economista, que ha dado argumentos de los mercados eficientes y auto regulados, aunque la teoría económica ha demostrado que esto no es válido. Por la crisis, la economía (tanto la teórica como política) cambiara como la economía real. (Joseph Stiglitz).
Dicen que estamos en una economía de mercado avalada por una Constitución liberal y que nos debemos preocupar del crecimiento del PBI, que la iniciativa individual y no la estatal es la que decide qué, cómo, cuánto y para quien producir. Se afirma que el consumidor es el soberano y el productor se dedica a servirlo. Y no debe haber reducciones tributarias ni subsidios para productores y consumidores.
Friedrich A. Hakyk dice que el liberalismo no es una política al servicio de los intereses de grupos, sino al servicio de los intereses ciudadanos. A nadie le está permitido recurrir a la fuerza o al fraude o inducir a alguien a hacer lo que no desea.
La confianza es el fundamento de los éxitos y fracasos económicos. Sin embargo: ¿qué hacemos la ciudadanía? ¿debemos aceptar autoridades que no saben gobernar y tecnócratas que dan solo recetas y dan vueltas en la estructura del Gobierno?
El Ministerio de Economía debe recordar que la economía es una ciencia que se encarga de predecir y pronosticar, tampoco debe aceptar cuando dicen, que el gobierno no intervenga regulando la situación actual, ha desacreditado los mercados perfectos. Se debe aplicar un modelo macroeconómico donde se estudie la producción, el empleo y las fluctuaciones con desempleo e infrautilización de la capacidad de producción.
Debemos reconocer que los mercados no son eficientes. Hay pérdida de empleo, empobrecimiento y deterioro de la calidad de vida ante una inflación 2022 del 7%.
Carecemos de planificación estratégica, prevención y visión de futuro. Debemos planificar evaluando el modelo económico y apoyar la inversión privada que aumente el empleo.
El libre mercado y la política antinflacionaria no generan condiciones rentables a la inversión productiva. En la liberalización financiera, el libre mercado genera ganancias de corto plazo y no se encamina a configurar condiciones de crecimiento sostenido.
(Papadimitriou, Wray y Nersisyan 2001) dicen que «la mejor economía no es aquella que está abandonada a la mano invisible del mercado no restringido. Nuestra seguridad nacional e individual no debe ser dejada a la suerte de la búsqueda privada de la máxima ganancia».
(*) Economista