Quiero hablar sobre el Almirante Grau porque en estos días unos apátridas se han atrevido a ridiculizar al candidato presidencial Yony Lescano, al que no me une nada porque soy aprista y él furibundo antiaprista. Lescano, el miércoles 24 de marzo planteó que pediría al presidente de Chile, Sebastián Piñera, la devolución del Huáscar. Sostuvo en una visita a la ciudad de Tacna: “es uno de los sueños de la población del Perú, que el Monitor regrese”. No se trata de guerra ni de ruptura de relaciones exteriores o de cualquier otra medida tensional. Es una petición con espíritu indoamericanista.
II
Por eso, dice González Prada que, en la guerra con Chile, “necesitábamos el sacrifico de los buenos y humildes para borrar el oprobio de los malos y soberbios”. Por eso, dice Basadre que, como del carbón sale el diamante, así de la negrura de la guerra sale Grau; y que “la posteridad ha indultado a su generación infausta porque a ella perteneció el comandante del Huáscar”. Por eso, dice Raúl Porras, que Grau “trajo el místico cáliz en que bulle la sangre del martirio y del que surge la hermandad nueva, el talismán de la fe que incita a nuevas aventuras y arrastra el culto del honor, impulsado por una celeste espada”. Por eso, Gálvez ha apostrofado a Grau: “Tenías que caer por nuestras culpas…” (véase Chirinos Soto, Historia de la República, p. 331)
III
En el combate de Angamos, 8 de octubre de 1879, entre Mejillones y Antofagasta fueron vistos el Huáscar y La Unión por una de las patrullas en que estratégicamente se había dividido la escuadra chilena. Los disparos del Huáscar hacían poco daño en el Cochrane, el pesado y robusto blindado de 3,600 toneladas con gruesa armadura, cuyas balas, en cambio, causaban terrible estrago en el viejo Monitor. El Blanco Encalada participaba en la acción haciendo su primer disparo a 600 yardas. Una granada reventó en la torre de mando del Huáscar a las 9 y 35 minutos y Grau quedó hecho pedazos, así como su ayudante Diego Ferre. Con la pérdida del Huáscar el Perú quedó reducido prácticamente a sus fuerzas terrestres. (Basadre, Historia de la República, T. V. p. 2335)
IV
Grau no esperó, para ser héroe, el encuentro en Punta Angamos con la totalidad de la escuadra chilena; ni fue un acto aislado de bravura, no es solamente la respuesta viril frente a un súbito y próximo peligro. Es, por el contrario, fruto de una larga y callada disciplina del espíritu. Es consciente y reflexivo. Grau muere como héroe, pero antes ha navegado y combatido como el más experto de los artilleros y marinos. “Grau -dice Porras- no fue héroe por causalidad ni por decreto. Lo fue a la manera carlyliana, por una misteriosa fuerza cósmica, por una imposición de la naturaleza que encendió de fe el frágil barro del Perú y lo purificó en el crisol del sufrimiento”. (Op. Cit. Chirinos Soto)
V
Basadre dice de Grau, con él en nuestra historia, tan llena de abismos, y a la vez bordado de cumbres, renace la estirpe de los hombres que hizo posible el dominio del suelo duro y áspero, la creación de un país legendario y la gran aventura de la independencia del continente; la raza que justifica nuestra existencia como pueblo libre; la gente que nos dio temprano un sitio de honor en el mundo y que a veces –esperamos que equivocadamente— suele parecer extinguida o puesta de lado por la caterva vociferante y audaz de los enanos, como los que han criticado periodísticamente esta posición, incluyendo a unos ignotos marinos. (ver pag. 6 en Peru21, 24.03.2021). Mejor se quitan el uniforme y van de lustrabotas de la marinería chilena. Proditores.
Todo esto parece haber sido escrito por la historia para llamar la atención a los actuales candidatos que desconocen el origen de nuestra independencia y de la República y, sobre todo, a los que han execrado nuestra posición de elogio a Grau y de pedir amistosa y fraternamente a Chile devolvernos el Huáscar, un pedazo de nuestra historia. Tergiversan lo que dijo el Almirante Grau cuando manifestó “si el Huáscar no regresa victorioso al Callao, yo tampoco lo haré”. Olvidan que se aludía a una victoria moral y no bélica.
(*) Jurista, exconstituyente y exsenador de la República.
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