La defensa de la libertad es mi leitmotiv como abogado, por eso me interesa dedicar unas frases a Eudocio Ravines Pérez (Cajamarca, 1897). Perteneció a la generación de Víctor Raúl Haya de la Torre (Trujillo, 1895), el más destacado de sus coetáneos. Allí tenemos a José Carlos Mariátegui (Moquegua, 1894), autor de “7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana”. Ravines fue un hombre brillante, pero un saltimbanqui ideológico. Comenzó en esa generación del novecientos como un marxista-leninista. Quiso ilusamente enfrentar y opacar a Víctor Raúl. Fue inútil ese propósito utópico. Con su radicalismo ideológico (1924) quiso ingenua e infantilmente eclipsar al futuro líder del APRA.
De esa posición pasó a ser un aliado del derechismo más extremista capitaneado por Pedro Beltrán Espantoso. Murió en el exilio, después de sufrir procesamientos, prisiones y deportaciones, pero eso no lo reivindica. No tuvo línea. No tuvo oriente. Solo usó su talento, a las finales, para ser lacayo de la derecha más reaccionaria. Pasa, efectivamente, a la historia por ser de la generación del novecientos; pero también por su poco ejemplar línea política ¿Qué fue ideológicamente? ¿El aprista ortodoxo fundado por Haya de la Torre en los años veinte o el comunista fanático? Un hombre de su talento terminó sus días exiliado en las fajas de la ultraderecha ultramontana.
Esa generación ha tenido figuras como la del grandísimo Haya, de una sola línea, de una sola bandera, y la del propio Ravines. Ha muerto Eudocio hace años, pero no sabemos qué poner en su epitafio (comunista, socialista, pro-aprista, o ultraderechista Beltranista). No queda ya memoria de su biografía novecentista. Ahí está para ensombrecerlo José Carlos Mariátegui. En una reunión social (ver “El Deportado” de Pietro Celi, 2023) llegó a decir unas frases claudicantes que lo autodefinían: “Es que amigos míos, yo he vivido en el seno del monstruo y le conozco las entrañas”, refiriéndose al marxismo-leninismo y singularmente al APRA, su cuna de nacimiento.
El ambiente juvenil de Eudocio estuvo preparado para un enfrentamiento directo entre las fuerzas políticas en pugna de una parte, el lamentable “doctor” José Luis Bustamante y Rivero que buscó dar mayor estabilidad a su régimen; y, de otra, el Aprismo, que padece por no haber logrado tomar plenamente el poder político y trató de conseguirlo. El ensayo de Bustamante peligró, fracasó (1948) y uno de los saboteadores termocéfalos fue el cajamarquino al que aludo. Ha pasado a la historia execrado y Haya de la Torre como una figura ejemplar ¡Haya o no Haya, Haya será!
He sostenido y sostengo que el habeas corpus –no es novedad– es el verdadero instrumento para tutelar, proteger y defender la libertad. En 1968 defendí a Eudocio Ravines expulsado del Perú por la dictadura militar velasquista. Delia de la Fuente, cónyuge de Eudocio Ravines, me pidió interponer un Hábeas Corpus contra el exilio que manu militari le impuso la dictadura gobernante. Fue cáustico crítico del Gobierno Revolucionario de la FF.AA. y, lógicamente, los militares usurpando atribuciones judiciales le impusieron la pena de exilio.
En mi informe oral, del habeas corpus, empecé diciendo al Tribunal Correccional: «Señor Presidente: No vengo a defender al organizador del Frente Popular en Chile, ni al feroz anticomunista. Vengo a defender al ciudadano Eudocio Ravines porque, como Víctor Hugo, tengo nostalgia por las ideas de la orilla opuesta”. Gané el caso; los jueces Rodríguez Cartland, Bottino y Cuentas Ormaechea, votaron a favor de la acción de garantía que fundamenté en pro de Ravines. El fallo quedó firme, pero no se cumplió.
El ministro del Interior, Armando Artola, dijo «Que vuelva, si puede». Ravines moriría en el exilio. El protoaprista en 1924, procomunista desde 1930, contribuyó a fundar el Frente Popular que llevó a Aguirre Cerda al poder en Chile y participó en la guerra civil española. Decía con gracia: “soy el único peruano que se vengó de la guerra con Chile porque yo les organicé el Frente Popular que los arruinó”. Luego pasó a virulentas posiciones antiapristas de origen derechista desde 1945.
La historia nos da muchas lecciones, por eso, parodiando a Basadre, recogemos lo que dice en Perú: Problema y Posibilidad (1931), afirmando: “Esta será la tarea no de hoy, pero si del futuro. Demorará, sufrirá derrotas y traiciones, será o no precedido por estadios previos; pero el aprismo vencerá. Es por ello que las nuevas generaciones, más que todas las otras por venir, tienen un formidable rol futuro: el procurar nuestro mejor destino democrático”.