Subdirector de La Razón
Cada cierto tiempo vuelve a debate en el Congreso de la República, la propuesta de reforma constitucional sobre el retorno del sistema bicameral, que en resumen es incrementar el número de congresistas con la vuelta del senado y de contrabando aprobar la reelección congresal.
En esta ocasión políticos de las bancadas de Renovación Popular, Avanza País, y Acción Popular y Fuerza Popular, entre otras, tratan de convencernos que el retorno de la bicameralidad mejorará la calidad de las leyes, la representación política y evitará la “supremacía del Poder Ejecutivo”. Nada más falso.
El bicameralismo es un sistema que ha fracasado históricamente en el país, como ampliamente lo ha sustentado constitucionalistas de la talla de Natale Amprimo. Por el contrario, la modernidad requiere de parlamentos unicamerales, que respondan rápidamente a las necesidades legislativas que el país requiere, más aún en tiempos de crisis política y pandemia.
La instalación de una doble cámara debilita al parlamento, sobre todo en momentos que el caudillismo presidencial crece. Mejorar la calidad de las leyes no depende de tener más cámaras, sino de la calidad de representantes elegidos. Si tenemos los mismos legisladores de hoy la historia será la misma, pero se demorará el doble en aprobar las normas.
Durante el bicameralismo de 1985 a 1992, donde el Perú se desangraba por el terrorismo y la hiperinflación, se aprobó leyes que perforaron el sistema pensionario de la 20530, otorgando suculentas pensiones a exfuncionarios. También se aprobó leyes declarativas como: declarar a Trujillo como la Capital Nacional de la Marinera, y del Día del Panificador Peruano, entre otras.
El unicameralismo establece mecanismos para evitar leyes sorpresa o mal elaboradas, por ello hay la doble votación, incluso el Poder Ejecutivo ejerce una suerte de senado al revisar, a través de la observación, las normas aprobadas por el Parlamento.
Aprobar el retorno del senado hoy en día es una afrenta a la población, quienes ya se han expresado rechazando esta propuesta en el referéndum de hace dos años. Más aún si esta iniciativa es impulsada por un Congreso desprestigiado, que tiene el 80 por ciento de desaprobación de la población, según una reciente encuesta de Ipsos.
Llama la atención que el bicameralismo ahora es apoyado por el fujimorismo. ¡Cómo has cambiado pelona!
En lo único que sí comparto es en la necesidad de volver a la reelección congresal, porque la realidad ha demostrado que los partidos políticos son incapaces de colocar nuevos representantes, decentes e idóneos cada cinco años. La actual representación parlamentaria debe ser una de las peores de los últimos 30 años y es fruto de la no reelección. Total el pueblo premia al buen parlamentario ratificando su apoyo o lo castiga no eligiéndolo.
Los legisladores no quieren darse cuenta que el retorno del senado es una medida impopular, ya rechazada por la población y que, lejos de mejorar la representación, generará desconfianza y creará calvo de cultivo para posturas radicales y violentistas, ya que un parlamento bicameral será lento para aprobar leyes que demanda la calle.