La muerte del expresidente Alberto Fujimori les guste o no a sus detractores, entre ellos rojos y caviares, no es para nada el fin del fujimorismo, al contrario, es el despertar de este movimiento político que apareció como un tsunami en 1990, derrotando al ultra favorito Mario Vargas Llosa.
Solo basta ver como miles de simpatizantes, muchos incluso viajaron del interior del país, fueron a darle el último adiós al expresidente en el Museo de la Nación, y en su última morada en el Campo Fe de Huachipa.
La masiva movilización de la población al funeral del exmandatario fue impresionante, colas interminables de ciudadanos que reconocen el legado de Alberto Kenya Fujimori: derrota del terrorismo, pacificación del país y estabilidad económica, los cuales han sido reconocidos hasta por sus adversarios políticos. Ya quisieran el caviarismo y la izquierda tener esa conexión que tuvo el expresidente con el Perú profundo. Es para la anécdota que la secretaria de Nadine y una congresista izquierdista no respeten el duelo y salgan a hablar mal de un muerto, ojalá hubieran tenido esa ferocidad para condenar la dictadura del chavismo o la violación de derechos humanos del terrorismo.
¿Por qué la izquierda y los caviares odian a Alberto Fujimori?, tengo una tesis: es porque el exmandatario destruyó su sistema estatista, construido durante el gobierno del dictador Juan Velasco Alvarado, y haber puesto en marcha un modelo económico que logró la estabilidad a través de la constitución de 1993. Tampoco le perdonan el haber capturado y presentado a Abimael Guzmán, cabecilla senderista, en una jaula con un traje a rayas.
Hace unos días el 11 de setiembre era recordado por dos hechos: el ataque a las Torres Gemelas en Estados Unidos por parte del terrorismo islámico y la muerte del cabecilla terrorista Abimael Guzmán. Ahora será recordado por el día en que murió Alberto Fujimori, el expresidente que derrotó al terrorismo y asombró al mundo con una exitosa operación militar, a cargo de los Comandos Chavín de Huántar, para rescatar a rehenes secuestrados por el MRTA en la embajada japonesa.
Hoy el fujimorismo está unido, al menos eso lo ha dicho Keiko al anunciar que se ha reconciliado con su hermano Kenji a pedido de su padre, incluso han señalado que continuará con el legado del expresidente: en buen cristiano postulará nuevamente en las elecciones presidenciales del 2026, en esta ocasión lo hará al ritmo del “Baile del Chino”.
Si bien nada está dicho, la última encuesta de IPSOS, de julio de este año, revela que la lideresa de Fuerza Popular, Keiko Fujimori y el líder etnocacerista Antauro Humala Tasso lideran las intenciones de voto para los comicios presidenciales de 2026 y si esa situación continúa el fujimorismo tendría una gran oportunidad de volver a Palacio de Gobierno. No hay que olvidar que estamos a un poco más de 1 año y medio de las elecciones generales.