Vil y despreciable me parece la mentira y las medias verdades oficiales. Entonces: ¿Qué significado puede tener para la humanidad la palabra de los mequetrefes embusteros, fungiendo como gobernantes guerreros? Ninguna. Los pueblos del mundo quieren la paz y no la guerra. Recusan fervorosamente girar sus vidas al servicio de las industrias bélicas.
Si los poderosos quieren guerra, aniquílense entre vosotros, como auténticos carroñeros que son, sedientos de sangre ajena. No mandéis a nuestros jóvenes como carniceros humanos para matarse unos a otros, alentados por un falso patriotismo. En la guerra nuestros jóvenes no se conocen, pero se odian alentados por otros en causa ajena a sus propios intereses. Aprendamos de las lecciones trágicas de las dos guerras mundiales. Entonces, no hay camino justo en la guerra.
No es extraño que haya tantos extremistas abogando por la guerra, quienes, controlando poderosos medios de comunicación, logran embrutecer a nuestra juventud y sumergirla en un estado de furia nerviosa al extremo de desear vestir el ridículo uniforme de combate para matar o morir, en defensa de los sórdidos intereses de unos pocos grupos. El síntoma más desdichado es la carencia de autoestima y el vivir atemorizados por lo incierto.
La locura de la guerra no puede prevalecer sobre la paz, el amor, el conocimiento, la fraternidad, la libertad y nuestros valores democráticos.
Estos últimos están por encima de la riqueza y el poder. La paz es el significado más solemne de la vida como para permitir que la vileza nos lo arrebate, negándonos todas nuestras libertades fundamentales.
La paz es un derecho humano esencial, para todo y de todos. Los enemigos de la paz, son los enemigos de sus propias vidas. Tenemos que extirparlos o someterlos a los valores supremos de la paz.
No hay guerras buenas. Todas son inhumanas, crueles, degradantes y destructivas. Aun cuando una nación, solo se limite a defenderse frente a una agresión militar, no deja de aflorar esa crueldad. La suma de las fuerzas de paz, es evitar cualquier uso de la fuerza en la solución de conflictos, empleando la vía de la diplomacia. Todos queremos tener la esperanza de un mañana màs sereno, seguro y en paz.
Como tales, estamos llamados a tocar nuestra parte más sensible, en esta melodía de humanidad. Pues, los gobiernos deben fomentar la paz, guiando a través de la educación para la paz, el diálogo franco, abierto, por vías de la diplomacia para resolver conflictos con armonía y no con discordia.
Los medios de comunicación tienen el poder de amplificar las voces por la paz, difundiendo mensajes que inspiren y construya en lugar de dividir.
Que, nuestras acciones sean el eco de nuestro compromiso con un mundo màs pacífico tolerante y humano. Que cada paso que demos sea firme y seguro hacia la construcción de un legado de paz para las generaciones venideras. La paz no es Solo un sueño; es un camino que construimos juntos, paso a paso, con amor y determinación.
Abogado penalista, analista político.