Por: Jorge B. Hugo Álvarez / He Aquí mi Doctrina

por | Dic 15, 2020 | Sin categoría

Los sueños de los hombres están llenos de contenidos perfumados en ideales y/o aspiraciones cuales vuelos de águilas blancas de montañas, que agudizando sus agudas miradas más allá del horizonte se constituyen en soldados pletóricos de patriotismo en la tarea de convertir a toda nuestra Nación en una gran potencia regional en lo económico, financiero, social y militar.

Allá en las altas cumbres de las montañas, el estará pensando y razonando sobre el quehacer del alma pura de mi Nación. Pues sueña construir las bases de un nuevo orden societario basada en la justicia social. He aquí esa sociedad justa, donde todo peruano tendrá un sitial en el constructor de un país de propietarios, de emergentes, de nuevos capitanes de la industria nacional, de hombres que crean, dominan la ciencia, la tecnología y la innovación.

Por eso te dice: Buscad esos nuevos líderes con visión y misión de país que está pura entre vosotros. El estadista quiere un pueblo educado para la posteridad con valores interiorizados fomentando habilidades y destrezas, por eso clama con firmeza: revolución industrial vía diversificación productiva.

A los ojos del pueblo el hombre culto se eleva a un nivel superior, como el pueblo eufórico se regocija con sus hijos industriosos. Quiere sentirse diferente, fuerte y orgullosamente peruano. Por eso reclama, ahora: Revolución industrial para crecer sostenidamente porque entiende que la economía debe estar al servicio del hombre y no el hombre al servicio de la economía.

Está en la conciencia de todo peruano crear riqueza, constituirse en capitanes de la industria nacional, que desarrolle un mercado interno fuerte, con producción competitiva y crecer y crecer hasta convertir sus pequeñas y medianas empresas en grandes conglomerados de producción manufacturera nacional que invadan mercados externos e internos, para que el Estado ya no redistribuya pobreza, sino riqueza.

Desea un Estado promotor que fomente la inversión directa y que todo peruano sienta orgulloso como sus empresas, sus productos, su creación intelectual dominen los mercados internacionales más exigentes. Si países tan pequeños como Corea del Sur, Suecia, Suiza, etc. lo lograron, el Perú no puede ser la excepción.

Si los Marxistas sostenían que la clase obrera era la clase más dinámica y revolucionaria, para los extremistas del neoliberalismo lo es el capital. Por nuestra parte sostenemos que la clase más revolucionaria lo constituyen los emergentes (pequeños y medianas empresas).

La alianza de los emergentes con la clase ilustrada se constituye en el motor más dinámica del desarrollo industrial. Entonces, obreros, campesinos, trabajadores intelectuales, son los naturales aliados de los emergentes. Por eso entienden que el conocimiento, es el activo más importante en la tarea de diversificar la producción.

Perú no puede ser más un país exportador de materia primas sin valor agregado, tampoco una economía informal que bordea el 80%, menos aún un país que no tenga desarrollado una industrias manufacturera masiva. Para eso, necesitamos establecer zonas económicas para atraer la inversión directa, reducir la brecha en infraestructura porque éstas acercan la producción a los mercados, revaluar las exoneraciones tributarias, reforma de la educación en general para fomentar destrezas y habilidades.

(*) Abogado penalista y analista político.

(*) La Dirección no se hace responsable por los artículos firmados.


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